Manchester frente al mar


Película: Manchester frente al mar.
Director: Kenneth Lonergan.
Intérpretes: Casey Affleck, Lucas Hedges, Michelle Williams, Kyle Chandler, Matthew Broderick.
Proyección: Princesa.
Afluencia: 25 personas.
Valoración: 4.



El título responde a la ciudad donde transcurre en su mayor parte la cinta y se halla en el estado de Massachusetts. Recuerda a "París-Texas", incluso en temática pues se centra en la pérdida aunque difieren en la respuesta y el tratamiento, amén de bastantes aspectos. El protagonista vive en Boston una vida casi anónima por algo que se descubre en su momento. Es inmune al dolor infringido, al que sufre en sus peleas de bares, no es receptivo al sexo. Pero debe cambiar de ciudad al morir un hermano suyo y hacerse cargo de un sobrino sin referencias, a pesar de hallarse integrado en la ciudad y tener sus chica, amigos su equipo de hockey y hasta su banda musical. La vuelta es durísima por recrearse el pasado. No es nuevo el tratamiento de la pérdida de seres queridos y opta por una fotografía melancólica y cierto humor que agrava más que alivia el drama. Pero entra en contradicción lo que cuenta este director que logró que Affleck, el bueno, pero sin el carisma del hermano, se llevase la estatuilla, al igual que el guión (bastante exageradamente) y candidaturas a Michelle Williams (un papel algo desaprovechado pero lo poco que aparece la pantalla se ilumina) y al casi debutante Lucas Hedges ("Moonrise Kingdom" o El Gran Hotel Budapest), aparte de los apartados de película y director, con lo que pretende. No es de cajón la expresión doliente del protagonista, casi lacónico, con lo que se ve en pantalla en las vueltas al pasado, como si no confiase en que el espectador soportara tanto dolor o se preguntase lo que ocurre en pantalla. No cuadra el que casi no haya banda sonora, salvo los temas que toca el grupo, con el subrayado de Albinoni en la escena clave. Se menciona la ciudad en el título pero no influye la gente en esa vuelta al pasado cuando es un problema de Affleck. Para colmo, a pesar de su carácter independiente, opta por un final correcto y la moraleja sigue siendo vieja, propia de los payasos de la tela cuando cantaban que no hay nada más lindo que la familia... aunque ande diseminada. Una pena no seguir un camino arriesgado y meterse por las veredas de lo que el espectador desea o se cree que debe ver.

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