HAIRSPRAY

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Soy una friki de los musicales. Me parece que son la esencia del entretenimiento sin preocupaciones. Bueno, en honor a la verdad algunos musicales sí se atreven con temas que deberían dar que pensar como la integración racial, la discriminación o el mal gusto en los peinados.


Llevaba mucho tiempo queriendo escribir sobre Hairspray pero no me atrevía hasta haber visto el musical teatral para saber exactamente la parte de mérito que debía otorgar a la película y a sus “predecesoras”. Así que procedo con los antecedentes:


1.- John Waters, famoso director grosero, escatológico y dueño absoluto del mal gusto creó Hairspray en 1988. Por aquel entonces la película no era musical si no con música y esencialmente era le rebelión de gordos y negros contra el mundo. Como absoluta detractora de Waters (reconozco que sólo soporto Los Asesinatos de Mama) me parece que su película era aburrida, con su tónica general de chascarrillos bándalos. De hecho aparece fugazmente como cameo en esta última versión de la película.


2.- El Teatro. Al parecer John dio el beneplácito para que su obra se representase en Broadway. Tracy dio el gran salto al escenario y se convirtió en un musical de éxito. El Apollo Victoria fue el siguiente en acogerlo en Londres y así comenzó su periplo por las tablas. Para mi fortuna y dado el éxito de la película un grupo de teatro amateur lo está representando en Madrid por lo que he podido comprobar que tiene la mala leche de Walter con la dosis de inocencia justa que luego se exagera en la película. Los que tengan la oportunidad de poder comparar ambas notarán que la obra de teatro es más fiel a la historia de Waters pero la descafeinó hasta hacerla apta para todos los públicos. Es decir, nada de besos de tornillo o trajes imposibles de cucarachas, un final más complaciente y mucha más luz y humor.


3.- La versión 2007 de Hairspray llega al cine como apuesta segura. Parte de una taquilla impresionante en USA y del siempre inquietante título de "película del verano" gracias a cinco factores:


a)Travolta travestido. Son muchas las críticas a esa masa de latex que es en Hairspray pero… tras Cerdos Salvajes y demás se agradece que sea capaz de calzarse las enaguas y volver a meterse en un musical aunque le queda lejos el tiempo en que marcaba el paso por el Broadway de Fiebre del Sábado Noche. Algunos lo han comparado con La Señora Doubtfire. ¿Es eso un insulto? Porque yo en mi inocencia pensé que era la mejor película que ha hecho en su vida Robin Williams que comete el error que está subsanando Travolta: se toma a sí mismo demasiado enserio.

b) Zac Efron. Se ha convertido en un ídolo de masas por High School Musical. Un éxito televisivo que ha sorprendido hasta a la propia Disney y cuya única peculiaridad es que el muchacho canta bien, se mueve mejor y las niñas lo adoran. Los adultos sufrimos de total ignorancia hacia Link. No nos engañemos, la culpa no es del pobre chaval, es que Link es el estereotipo de la “mujer florero” pero con pantalones. Si le damos esa importancia en la trama la verdad es que sobrevive con bastante dignidad.

c) Queen Latifah. Lo reconozco, me debo quitar el sombrero ya que está divertida, encantadora y simpática a más no poder. Tras comedias sosas y estereotipadas tiene la fortuna de tener el papel ideal en los musicales que está tan de moda adaptar a la pantalla grande (ya se coló en Chicago).

d) Michelle Pfeiffer. Un regreso a las pantallas impresionante con Hairspray y Stardust. Para mí merece el carné honorífico de mala irritante del año. Chapeau.

e) No quito merito a la debutante Nikki Blonsky que ha conseguido que nadie le robe una escena en su papel de obesa sin complejos.


Tracy, gordita entrañable que quiere demostrar que su aspecto físico no le impide llegar a ser una estrella del baile en un show de televisión. En su camino la lucha por los derechos de los negros, encontrar el amor y peinados imposibles. Algo que se podría extrapolar al 2007 sin tanta laca y cardados pero posiblemente con menos gracia y diversión de la que ofrece este espectáculo musical sesentero apto y muy aconsejable para todos los públicos.



PROS: La banda sonora, la estética y el positivismo contagioso.


CONTRAS: Christopher Walken, actor versátil y siempre divertido. Creo que cualquier lugar donde aparece se convierte en película de culto al instante. Es un gran misterio como ha acabado en una película de estas características cuando su ausencia de ritmo y voz son obvias.



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