Personajes femeninos en Cars

No es un secreto que desde hace unos años Disney ha visto que el futuro de la empresa pasa por femineizar contenidos. Prueba de ello es que su canal de televisión casi en un 80% se dedica a ese perfil.

En el cine Brave, Vaiana y las nuevas princesas intentan dar modelos de genero fuertes y potentes y la cosa les está saliendo redonda. Eso sí, las franquicias son las franquicias y Cars lleva dando muchos años dinero y gustando a niños y niñas. En las dos primeras entregas los personajes femeninos eran puramente accesorios pero inspiradores:  

Sally, una abogada de éxito que abandona su trabajo y su estilo de vida para vivir tranquila rodeada de naturaleza y huyendo del estrés;  

Flo, una impresionante máquina que decide montar su propia gasolinera (bar). En la segunda parte la “novia” de Mate quiere que le reconozcan como una agente de campo.  

Holley Shiftwell simplemente es apoyo de una importante misión recién licenciada en la academia. Pero ella sabe que quiere ser más, motivo por el cual olvida a Mate para seguir su carrera como espía. Quizás ella sea la precursora de los avances en cuanto a contenido y forma en el trato de la mujer en la tercera parte.

Por supuesto los estereotipos de mujeres florero entregando premios o haciendo el groupie aparecen de forma descarada en la primera pero se van borrando hasta aparecer solo en la mano de Chick Hicks, el archienemigo de Rayo metido a comentarista que trata a su “analista deportiva” con bastante desdén. Pero sin duda hay dos cuestiones que merecen atención en la película que se estrenó en verano de 2017 y que marcan la diferencia con su primera entrega de la que hace ya 12 años.

La primera es la “normalización y explicación”, en las carreras hay mujeres corriendo. Es cierto que no están en los primeros puestos, es cierto que no llevan ningún peso y, por supuesto, sabes de su existencia porque su camión y su chasis es rosa y con flores. Miento, en la segunda parte Carla Veloso competía aunque posiblemente no os suene ni de lejos. Pero ahí estaba también. Ahí están, ese es un buen resumen.

Y aquí es donde entra una de las escenas más ilustrativas de lucha de géneros y derechos que hemos visto en las pantallas dirigidas a público infantil. es el momento en que recuerdan que las mujeres no podían correr. es una sutil conversación de ancianos en un bar pero es la mar de esclarecedora. Louise "Barnstormer" Nash en realidad está inspirada en Louise Smith, la primera mujer que compitió en las carreras allá por los años 40. conocida por darse unas galletas descomunales (se cuentan hasta 48 y no se sabe el número de huesos rotos de la buena mujer) pero también por ganar 38 circuitos. Es anecdótico que los críos desconecten en esta parte tras las carreras trepidantes y se pierdan los pocos datos históricos relevantes que Pixar se atreve a dar, datos que además son muy enriquecedores y que se asoman a hechos históricos como la ley seca de uan forma sutil para que los peques puedan aprender también algo de historia.


Por otra parte el tratamiento que se da a Cruz Ramírez es exquisito. Un vehículo de origen hispano, que no se atrevió a dar el paso de correr (es decir, demuestra una normalización de las mujeres corredoras con total naturalidad) y prefiere escudarse en la comodidad de entrenar a futuras estrellas. En todo momento el “desprecio” hacia ella es por su papel de asalariada, no por ser una mujer. Nadie cuestiona que ella tenga derecho a correr por su género, si no por su trayectoria. Eso es digno de alabar y un paso adelante en educar a los más pequeños para saber qué puede hacer una mujer en el mundo del deporte. También tengo que informaros que el personaje, el primero femenino con categoría de protagonista de la saga,  en principio iba a ser un tío... ¡Ohhhh!

¿Decepcionados? Pero con la situación política del país americano y la amenaza de deportación de millones de hispanos la cosa dio un giro y eligieron a una humorista Cristela Alonzo, de origen mejicano, concienciada con esta causa para inspirar y cambiar un poco la dinámica del mismo.
 
Mi más sincera enhorabuena a Disney y Pixar por ese cambio, sutil y delicado pero necesario.

Así que, después de un maratón de películas con testosterona a cuatro ruedas, podemos sacar una enseñanza... Pretenden normalizar, van lentos, pero van. Inmejorable evolución señores.

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