LA TRISTE VIDA DE LOS ACTORES DE ÉXITO

Hace pocos días apareció en algunos medios una noticia diminuta que recogía la muerte del actor americano Brad Renfro. Así dicho a muchos no les sonará de nada ya que su meteórica carrera ha durado más bien poco uniéndose así a aquellos actores que no llegaron a salir de las garras de ser niños de éxito. Si muchos de ellos son notables ejemplos de cómo arruinar una carrera como Macaulay Culkin, Drew Barrymore o Haley Joel Osment son bien pocos los que acaban saliendo del hoyo y retomando una vida (dentro o fuera del mundo del cine).

No tendría una gran reflexión este tema si me ciñera a las cintas protagonizadas por Renfro: El Cliente con 12 años, Verano de Corrupción o recientemente The Jacket. Pero si merece unas líneas por la causa de su deceso, que aunque muy sutilmente han esperado a la autopsia se adivinan producto de las drogas y el alcohol que le llevaron durante los últimos años de estancia en prisión a clínicas cada pocos meses.


Todo esto me ha hecho recordar otros niños que no supieron o pudieron aceptar la desaparición de las pantallas. Jonathan Brandis fue ídolo de jovencitas en los 90 tras protagonizar la segunda parte de La Historia Interminable, It o la popular serie Sea Quest. Era joven, rubio y guapo, carne de cañón para la Superpop. Cuando creció dejó de salir en los medios, algunos secundarios en los últimos años y a pesar de las declaraciones de su madre sobre que era un bebedor social o que no consumía drogas la depresión le llevó al suicidio y después de una noche de marcha se colgó del cuello en su apartamento con sólo 27 años.


David Strickland popular por series como El mundo de Dave, Roseanne, Loco por ti, Cosas de hermanas y la más popular De repente Susan consiguió saltar al cine en Las Fuerzas de la Naturaleza y poco después también tomó el camino del suicidio con tan sólo 30 años.


De todos ellos sólo una triste reseña en periodicuchos, incluso a los meses de producirse el fallecimiento.


Morir a lo River Phoenix ya no está de moda.


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