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Con una dosis justa de gore y un poco de encanto adolescente explota la aparición de sus actores guapos pero pocos talentosos y un ente maléfico en forma de amapolas satánicas bastante irrisorias más propias de aquella época de los tomates asesinos. Un director que no es capaz de ver la dosis justa de humor que podría haber dotado a la película de cierto encanto y unos actores más planos que una tabla de surf quitan un poco de encanto a esta cinta cuyo doblaje con acentos la mar de pintorescos resulta chocante en algunos puntos.
Inaugurando un nuevo futuro en el terror vegetal (¡Quién se lo iba a decir a El Incidente!) huye moderadamente de algunos tópicos para encajarse de morros en otros gracias al típico estudiante de medicina listillo y a otro gran cúmulo de sinsentidos nacidos de las calenturientas mentes de unos guionistas que conocen los clichés a los que sacar punta.
A pesar de sus deficiencias es de lo más ameno que ha llegado a la pantalla últimamente.
PROS: Las plantas casi en stop motion.
CONTRAS: No encontrar el punto de humor que hubiese dado cierta gracia al conjunto.
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