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Mike Leigth es un cineasta “esdrújulo”. Su complejidad inglesa hace de sus películas costumbristas retratos que a veces se escapan de la media de entendimiento. Pero con la historia de Poppy se reencuentra por fin con un cine más asequible y sencillo. Por fin deja las historias grandilocuentes tiñendo las aventuras de una joven londinense de comedia y distensión sin el afán adoctrinante de sus films anteriores.
Poppy es una profesora de primaria positiva, optimista y divertida. No tiene grandes pretensiones, le gusta divertirse y es extremadamente sociable. Cuando le roban la bicicleta decide que es el mejor momento para iniciar sus clases de conducir. Su profesor, todo un personaje, a demás de lecciones sobre seguridad vial expondrá una visión mucho más negra y negativa de la vida. A través de las dos formas de enseñar de estos personajes se estructurará una red de pequeñas historias cotidianas y sin aparente importancia sobre la vida.
Me he pasado dos horas intentando dilucidar sobre si Poppy es feliz o se quedó colgada en un abuso de LSD. Y es que pese a los premios de Sally Hawkings, su protagonista, su simpleza y obstinado deseo de transmitir su inocencia resulta altamente intolerable. Si desagradable es su presencia en la versión original el doblaje le hace un flaco favor y consigue enervar al más pintado con una voz extremadamente irritante. Es tan dulce que empacha, tan optimista que se hace irreal y a veces tan insoportable que acabas simpatizando con su antagonista, el huraño profesor Scott.
Por eso esta cinta de estructura cíclica y repetitiva fracasa al tropezar con los mismos escollos. Regresa con demasiada facilidad a los lugares comunes y se convierte en una sucesión de anécdotas, eso sí, algunas brillantes, que no acaban de conectarse entre sí.
PROS: Las frases memorables del profesor de autoescuela.
CONTRAS: Sally Hawkings, pobrecilla, estoy segura que hizo lo que le pidieron,…
jajaja lo del viaje de LSD, me parto jajaja la ñoñeria es así y a mi también me enrva, con este tipo de chica boba e inocente me entran ganas de ser MALA, pero MALAMALA jajaja
ResponderEliminarBrillante.