RESISTENCIA

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Veamos si andamos bien de matemáticas. Daniel Craig tiene cuarenta añazos, Liev Schreiber un año menos a pesar de interpretar a su hermano menor. Jaime Bell (ExBilly Elliot) tiene veintidós años y George MacKay (una suerte de primohermano de Ron Weasley) tan sólo 16. Es decir, Craig podría ser tranquilamente el padre de todos sus hermanos menores, excepto del que en realidad es mayor que él. Todos ellos pretenden ser una familia de hermanos judíos en la Bielorrusia ocupada. Esta es, una de las muchas razones, por las que Resistencia sepulta inverosímil. Otra de ellas, por citar alguna otra, es que el hermano rebelde tiene un perfecto acento americano mientras el resto pronuncian con un deje la mar de británico a pesar de ser “casi rusos” o la inquietante edad anacrónica de todos su protagonistas (la edad de Bell sería mucho más adecuada para los hermanos mayores que para los pequeños).

Otra de las aberraciones que aparecen hasta en las sinopsis oficiales es la eliminación del hermano menor, mucho menos vistoso para la historia, que aparece y desaparece en toda la película. Los cuatro hermanos huyen a los bosques cercanos para esconderse en plena Segunda Guerra mundial de la amenaza Nazi. Las noticias que llegan son desalentadoras pero deciden que la mejor forma de sobrevivir es creando una comunidad y mantenerse escondidos colaborando con los Rusos para lograr su liberación.

Resistencia es una película menor, menor por la historia que cuenta y sobretodo por el resultado final. Se convierte en una suerte de tópicos que ensalzan los discursos sensibleros y acción inocua. Es comprensible que Craig en su lucha por no encasillarse como Bond elija variados papeles pero no hay que alabarle el gusto. Después de hundir un estudio junto a Nicole Kidman en La brújula dorada, aburrir en La Invasión parece que su errático intento de confundir al espectador avanza sin tregua. En mi caso ha conseguido disuadirme de encasillarlo consiguiendo encontrar títulos cada vez más aburridos y casi haciéndome olvidar Layer Cake o Munich.

Resistencia es impersonal y mortalmente aburrida. Una pena, porque al menos sobre el papel pintaba muy bien.


PROS: Que tras verla te dan ganas de volver a ver cintas de verdad buenas sobre el holocausto. ¡No hay mal que por bien no venga!

CONTRAS: Zwick parece que se conforma con la mediocridad, una pena porque parecía que prometía buenas maneras.

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