Ver para creer. Después de que algunos Goyas hayan sido extraviados en las celebraciones alcohólicas (recuerdo a Amenazar y su primera ristra de premios) ahora llega una nueva modalidad de bandalismo reivindicativo la mar de curioso.
Parece ser que un “colgado de la vida”, decidió robar un Goya en la fiesta de celebración de Los Crímenes de Oxford. Así que cuando llegó al ropero pidió su abrigo y la estatuilla a la chica encargada que ni corta ni perezosa tuvo a bien darle el premio del pobre Albert Solé (Mejor Documental). Me pregunto que clase de genio deja su premio valorado en 1000 euros y más el valor moral del mismo en un ropero…
Después del hurto y compungido por el sufrimiento que estaba causando a la familia, dícese, al legitimo propietario, decidió intercambiarlo en plan peliculero quedando con un redactor de El Mundo en el Templo de Debod donde se presentó con el busto del señor Goya y lucientes metido en unas bolsas de la compra. Allí nos obsequió con unas grandes frases que pasarán a la posteridad:
"Estoy harto de que siempre se lleven los premios los mismos, del sectarismo del cine español, un mundo cerrado, de amiguismo, donde es imposible conseguir trabajo si no tienes enchufe".
Pero para raras son las peticiones de la presidenta de la Academia González-Sinde "si alguien tiene algún amigo que sin haber hecho ningún documental, tiene un Goya, que le haga entrar en razón". Muy elaborado, si señor.
El menda, de 30 años, se vino a Madrid para dedicarse a escribir críticas de cine y como no le publicaba nadie decidió vengarse con este “secuestro Express”. ¡Estamos todos locos! No se preocupen, que si no me dan un empleo me planto en unas semanas en Los Angeles y le chuleo el premio a algún famosote guapetón. Pero yo no lo devuelvo, lo dejo en la estantería. ¡Faltaría más!
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Abajo los Goyas y sus premios; Viva el ladrón
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