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Esta producción británica tiene un punto de vista original. No por los sucesos que narran: una parejita feliz atacada en un entorno que se antojaba idílico si no por los atacantes.
Una joven profesora pasa el fin de semana con su novio. Él ha elegido una cantera abandonada que va a convertirse en una zona residencial para declararse con anillo y parafernalia incluida. Todo trascurre según los planes hasta que un grupo de hooligans adolescentes empiezan a molestarles. Lo que parecía una escapada romántica se convierten entonces en una caza humana.
Pongamos que trasladásemos Funny Games a la Inglaterra profunda y los dos educados americanos se convirtieran en un buen puñado de futuros ingleses alcohólicos y obesos. El miedo visceral que despiertan los niños en las películas de terror da una vuelta de tuerca más ya que en este caso no se trata de algún suceso paranormal lo que dota de esos instintos asesinos y el regodeo de filmar en video las masacres que realizan si no que es su propia iniciativa siguiendo las órdenes del líder del grupo que meticulosamente, bueno, tanto como le puede permitir su mente semiadolescente y sádica, va orquestando la caza de la pareja. Y es que a veces no es necesario un psicópata asesino o un enfermo mental mutante para causar miedo, es la cotidianeidad y la “realista” posibilidad lo que suma inquietud a cada paso.
Por lo demás Eden Lake es una cinta de terror normal, en la media, sin grandes alardes y con sustos y giros bastante normales aunque con el aliciente de conseguir mantener en todo momento la tensión y dosificar el terror en escenas muy bien rodadas con la novedad de no necesitar ampararse en la nocturnidad del siniestro bosque como recurso manido.
Los protagonistas además tienen un aliciente extra. Ella, Kelly Reilly, resulta convincente incluso cuando por exigencias del guión haga cosas que no acaben de convencer al espectador excesivamente tiquismiquis. Además siendo capaz de no protagonizar siquiera una escena de top less lo cual estaba bastante fácil y aniquila su inclusión en el grupo de películas de género al uso. Y él, Michael Fassbender, disfrutado en su esplendor en 300, modesto pero competente. Del grupo de los críos sádicos destacar la presencia de la revelación del año pasado, Thomas Turgoose, que ya resultó inquietante en This is England y regresa como torpe y compasivo compañero de Brett en sus perrerías.
James Watkins en su debut deja un muy buen sabor de boca y obliga a apuntar su nombre para futuras sorpresas.
PROS: La inquietante cercanía del terror y el final, no por obvio, menos crudo.
CONTRAS: Que eclipsara en el pasado festival de Sitges la impresionante propuesta de Déjame Entrar, mucho superior.
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