UN CIUDADANO EJEMPLAR


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Vamos a meternos en materia. Tenemos por un lado un padre ejemplar, un tipo manitas, apuesto, cariñoso y con una familia modelo, una niña amorosa, una mujer simpática que recibe una llamada inesperada en su puerta principal. Acude a abrir a su visitante y es recibido con un portazo en las narices para acabar presenciando como toda su familia es asesinada (y derivados aún más inquietantes). El fiscal de su caso, un tipo seguro de si mismo, orgulloso, trepa y de color (por aquello de estar en Philadelphia) decide unilateralmente que más vale malo entre rejas que ciento volando y pacta la liberación del principal culpable. Eso a un padre despechado no le sienta muy bien, sobre todo cuando es millonario y tiene a su espalda un currículo como el que se desvelará más adelante. Por eso fría y calculada la venganza llega 10 años más tarde. Esa es la historia de Un Ciudadano Ejemplar.

Gerard Butler se mete en la piel de este pobre hombre que torna en desquiciado vengador y Jamie Foxx es su principal “objeto de deseo”. Ambos solventes en papeles de acción y coherentes actores fetiche del público palomitero, único objetivo de esta producción con agujeros en el guión del tamaño de Arkansas pero perdonables por ser a ratos entretenida y a ratos presuntamente sorprendente. En su afán por conseguir justicia regala algún instante entre un gore Dexter y un simpático Scofield (ya me entenderán).

¿Qué quieren que les diga? Una, que es débil, cede ante una hora y media de entretenimiento zafio sobre todo si regala algún desnudo de Butler y alguna explosión bien repartida. El resto no tiene ni pies ni cabeza pero eso ya lo sabía al comprar la entrada.


PROS: Entretenida y poco sesuda.

CONTRAS: Intentar encontrar coherencia a los sinsentidos de la trama.

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