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Gerard Butler se mete en la piel de este pobre hombre que torna en desquiciado vengador y Jamie Foxx es su principal “objeto de deseo”. Ambos solventes en papeles de acción y coherentes actores fetiche del público palomitero, único objetivo de esta producción con agujeros en el guión del tamaño de Arkansas pero perdonables por ser a ratos entretenida y a ratos presuntamente sorprendente. En su afán por conseguir justicia regala algún instante entre un gore Dexter y un simpático Scofield (ya me entenderán).
¿Qué quieren que les diga? Una, que es débil, cede ante una hora y media de entretenimiento zafio sobre todo si regala algún desnudo de Butler y alguna explosión bien repartida. El resto no tiene ni pies ni cabeza pero eso ya lo sabía al comprar la entrada.
PROS: Entretenida y poco sesuda.
CONTRAS: Intentar encontrar coherencia a los sinsentidos de la trama.
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