EL AMERICANO

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George Clooney venía de la televisión, por eso si echas la vista atrás cuenta con un número considerable de películas pastelones o cintas de acción de baja calidad y mucha palomita. Después Clooney se volvió un director serio. Desde el momento en el que dejó de ser el tío de Urgencias se limitó a elegir proyectos más surrealistas, alternar cintas de cierto calado cinematográfico con denuncias varias donde se reservaba el papel protagonista. Y parece que nuestro querido George ha vuelto a mutar y se ha consentido dar otra vuelta de turca para alejarse de los amigos Bournes y Bonds varios para recrearse en el pausado, que no lento, cine europeo de los setenta con ese giallo y esos thrillers de tensión franceses que tan buenos momentos nos han regalado.

Un espectador que acuda a la sala pretendiendo disfrutar de una típica cinta de acción se va a ver contrariado por le hermético y meditado pulso que imprime Anton Corbijn (Control). El film es hermético, paisajista, tenue y melódico. Se recrea en paisajes y personajes dando sólo la información necesaria a cada momento para comprender la magnitud del torturado personaje principal.

George Clooney es Eduard (o), un tipo con pasado turbio y ocupación dudosa que se refugia en un pequeño pueblo italiano. Allí congenia con el párroco local y con diversas “chicas” de la zona. Comienza a tener una vida normal dentro de lo complejo de su existencia. Y a pesar de que su retiro “espiritual” se debe a que se ha “vuelto descuidado” en realidad lo que refleja es que se está volviendo “humano”.

Hay que reconocer que El Americano sorprende en forma y contenido, su falsa simplicidad torna en un laberinto truculento que deja entrever el mejor cine europeo fusionado con las ideas americanas del glamour y la tendenciosidad del viejo mundo. La presencia de grandes actores y actrices italianas ayudan a acabar la mezcla que forma un coctail de regusto amargo y final explosivo con ese deje de tristeza emocional que destila su protagonista.

Una opción muy válida para ver algo original en el cine.


PROS: El pulso no americano y su cartel homenaje al cine de época.

CONTRAS: A veces peca de retrato costumbrista con alguna obviedad.

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