Habemus Papam

Película: Habemus Papam 
Director: Nanni Moretti 
Intérpretes: Michel Piccoli, Nanni Moretti, Jerzy Stuhr, Margherita Buy, Renato Scarpa, Franco Graziosi 
Proyección: Princesa 
Afluencia: 50 personas 
Valoración: 3 "Habemus Papam". 

¿Y quién es?. Es lo que se preguntan los fieles que acuden a la plaza de San Pedro ya que no aparece en la balconada. Dentro, ocurre un hecho insólito. ¡El Papa tiene un ataque de pánico!. Es una gran idea para empezar una historia que refleja algo que debe ser recurrente. Cualquier persona se asustaría ante la responsabilidad de pastorear un rebaño inmenso como el católico. Y eso también ocurre en muchas facetas de la vida. Comienza bien el film con las imágenes del entierro del Papa anterior y la reunión para el cónclave.

Vemos escenas divertidas que rompen la rigidez aparente de los purpurados como el hecho de rezar la Liturgia de las Horas mientras le dan a los pedales de la bicicleta estática, cómo copian de la papeleta de su compañero, el toque unísono de los bolígrafos, el pedir a Dios no ser elegido, los ansiolíticos. Pero se estropea con la presencia del director, que interpreta a un psicoanalista no creyente que debe encauzar al Papa. Éste se acaba escapando y deambula por Roma. Decide el portavoz de la curia poner un sosias que permita tapar lo que sucede y le toca a un guardia suizo que se lo pasa en grande. Nanni Moretti se adapta al encierro y convive con los cardenales.

Pronto se acaba la gasolina al guión que contiene frases ingeniosas que demuestran que no es en vano que le llamen el Woody Allen europeo. Pero no hay personajes y la inspiración se aleja. La marcha del protagonista (buen Michel Piccoli) deja hueca la cinta. El director coge un protagonismo que no le corresponde y acaba siendo cargante. Se fija sólo en la parte humana descartando que también hay un hombre de fe que tiene una misión. La figura blanca no es atractiva y es difícil tener empatía con él salvo al principio. Había críticas por ser una obra demasiado condescendiente, siendo él alguien tan combativo contra Berlusconi y lo que se cuece en la sociedad italiana. Pero él dice que los problemas gordos (pederastia, riqueza...) ya tiene quién les escriba o filme y busca cosas nuevas.

Es una postura interesante pero no profundiza y acaba por ser tediosa. El final es más sorprendente pero ya el mal ha sido hecho y se siente uno decepcionado con lo que pudo ser y lo que se queda en el camino. Tampoco acaba por hallar los entresijos de esta disciplina tan de moda como el psicoanálisis. Se podía hacer sangre en las mentiras que hay desde ocultar la situación del Papa a la difuminación del personaje de Piccoli. Por cierto, el director repite papel tras "La habitación del hijo" Esta película fue presentada en Cannes, un territorio donde se ha llevado buenas tajadas Moretti y, recientemente en la SEMINCI de Valladolid.

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