Película: Nader y Simin. Una separación.
Director: Asghar Farhadi
Intérpretes: Leila Hatami, Peyman Moadi, Saret Bayat, Babak Karimi, Shahab Hosseini, Sarina Farhadi.
Proyección: Golem
Afluencia: 28 personas
Valoración: 9
Voy a empezar a decir que lo peor es el título pues fonéticamente
suena fatal. Era preferible "La separación de Nader y Simin". Y algún
momento muerto, lógico en un film de dos horas. Pero vaya por delante
decir que no es de extrañar los premios que va recibiendo y que la hacen
una de las favoritas al oscar de habla no inglés. Ya en Berlín arrasó
pues ganó la película y el conjunto de los actores. El iraní Farhadi ya
había sacado premio hace dos años con "A propósito de Ely" con un aire a
lo Antonioni pero sin renegar de sus raíces. Se asocia el cine de este
país al pope Kiarostami o a discípulos como el hoy famoso Panahi (única
vez que una película iraní llegó a la final de las estatuillas doradas)
perseguido por sus gobernantes o a Ghobadi, ganador en San Sebastián en
dos ocasiones. Ellos también recogen la realidad de su país pero se
centran más en el mundo rural. Pero el director de la cinta rompe con la
tónica y podemos ver una obra de lo más actual. Una pareja rompe su
vínculo pues ella quiere irse al extranjero para dar a su hija un futuro
mejor (Una crítica clara de lo mal que están las cosas en la antigua
Persia) y él quiere quedarse para cuidar a su padre aquejado de
Alzheimer.
El comienzo y el final son idénticos pues comienza con un
juicio y finaliza con otro, coincidiendo con los títulos de crédito.
Pero entre medias hay mucho más. Una asistenta encargada de cuidar al
anciano progenitor y lo que desencadena. Todo ello narrado en forma de
relato de intriga con unos personajes llenos de vida y con numerosos
recovecos. De todo ello escapan las dos niñas presentes que se ven
involucradas en las mentiras y secretos de sus mayores. La historia es
muy creible y uno se puede sentir identificado porque es algo universal.
Hay algunos matices como la religión que juega un papel crucial o la
mala interpretación que afecta a costumbres (la asistenta se niega a
lavar al desamparado anciano cuando hace sus necesidades por no verle
desnudo), el clasismo o el machismo.
La manera de contar es apasionante y
el director te implica con un montaje maravilloso y escoger escenarios
asfixiantes donde hay poco espacio. Los interiores son claustrofóbicos y
los juzgados llenos de gente, muy alejados de lo que vemos en América.
El director no juzga ni siquiera quiere provocar y eso que su país da
para ello. Él se centra en su película y logra emocionar de una manera
sincera, alejada de estereotipos. Son geniales los momentos de
discusiones en que no se regodea en los actores y sus muecas. No cae en
un espectáculo cinematográfico, deja ir todo con pasmosa naturalidad. El
reparto genial con especial mención a Leila Hatami, en el papel de
Simin (recuerda mucho a Ingrid Bergman) y a Sarina Farhadi, hija del
director, como la niña-adolescente objeto soterrado de disputa entre sus
padres.
Se puede pensar que es un "Kramer contra Kramer" oriental pero
nada de eso ni en planteamiento ni en actores con el método Stanislavsky
bien aprendido. Un fascinante sorpresa.
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Quiero ver la película, estoy leyendo buenos comentarios. Éxitos en el Concurso 20blogs.
ResponderEliminarTe invito a que visites mi blog de cine
http://cineparausarelcerebro.blogspot.com/