Melancolía

Película: Melancolía
Director: Lars von Trier
Intérpretes: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland, Charlotte Rampling, John Hurt, Stellan Skarsgard, Alexander Skarsgard
Proyección: Golem
Afluencia: 23 personas
Valoración: 8



Cuando lee uno el título de la película se puede pensar en un estado de ánimo o una calle que existe realmente y a la que canta Sabina. Lars von Trier le da un nuevo significado y es un planeta más grande que el nuestro y que se acerca de manera peligrosa. Se puede pensar que este danés, bocazas habitual, se atreve a meterse en el género de catástrofes y lo hace pero, lógicamente a su manera. Aunque pensando un poco sus obras suelen hablar de diferentes catástrofes que salen del ser humano como la crueldad, la codicia, el rencor y también se recrea en estados de ánimo como la ansiedad, el amor loco o en este caso la depresión que es la palabra que sustituye a la melancolía de siempre. La película está dividida en un prólogo donde se desvela a cámara lenta y con una imágenes deslumbrantes lo que ocurre al chocar los planetas y dos capítulos que llevan el nombre de las dos hermanas protagonistas: Justine y Claire. Revelan también caracteres.

La primera representa al personaje del marqués de Sade, inocente a pesar de su insatisfacción y que la hace aferrarse a lo falso como es una boda preparada por sus hermanos en un castillo espectacular y donde aparece gente escéptica que participa en un ritual vacío, a pesar de las buenas palabras y deseos.

La segunda es Claire, de ideas concretas para organizar pero que se va derrumbando tras saber la existencia del planeta y verse incapaz de afrontar la realidad que le toca de cerca.

El primer capítulo se centra en la boda de Justine y el segundo en la llegada del planeta. El capítulo dedicado a Justine es más flojo pues quizás cueste aceptar la falsedad de esa boda y unos personajes encasillados pero intérpretados por actores que sacan brillo como Hurt y Rampling. El segundo es portentoso y destapa el tarro de las esencias de dos actrices en gracia como Kirsten Dunst, que sustituyó a Penélope Cruz, y Charlotte Gainsbourg. La primera destila verdad y produce escalofríos. No es de extrañar su premio en Cannes. Lástima que los oscar le diesen la espalda. La segunda ofrece inteligencia y dolor. Y de fondo se oye y se disfruta la novena sinfonía de Beethoven. A veces se puede pensar que hay un aire de familia con "2001". Los efectos especiales son maravillosos, a pesar de la sencillez, o por ello, quizás. El montaje es fabuloso y se usa de diferente manera en cada capítulo pues en la primera parte es mareante, parece que la cámara no aguanta tranquila un minuto y en la segunda parte con la amenaza presente está más sosegada y rompe con cualquier película del género y busca una solución contemplativa. Al final salgo de la sala desconcertado pero lleno de luz. Y las películas deben aplicar la máxima de que uno no sale igual que entró

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