Película: 12 años de esclavitud.
Director: Steve McQueen.
Intérpretes: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita N´Diong,O, Paul Dano, Paul Giamatti, Paul Dano, Alfre Woodard, Benedict Cumberbatch.
Proyección: Princesa.
Afluencia: 60 personas.
Valoración: 5.
Se siguen desempolvando los
temas relacionados con los esclavos tras la eclosión el año pasado de
"Django desencadenado" y "Lincoln". Le toca el turno a una cinta basada
en las memorias del protagonista, Solomon Northrup, que fue publicada
por las mismas fechas que "La cabaña del tío Tom". Todo comienza en un
idílico Nueva York donde los negros viven felices (Margaret Mitchell, en
"Lo que el viento se llevó", quizás llevada por sus ideas sudistas,
menciona en la novela que eso no era así) y el que lleva el peso de la
acción se gana la vida como violinista hasta que encuentra a unos
hombres que lo llevan de juerga y en la siguiente escena vemos como está
encadenado y recibe malos tratos sin saber porqué. Muy propio de Kafka y
"El proceso". Empieza su odisea como esclavo en el Sur y vemos lugares
comunes como las plantaciones y los amos con sus capataces. Siempre se
toma como referencia a "Raíces", especialmente a Kunta Kinte que sigue
presente en nuestro imaginario.
Aquí Steve McQueen escapa como Drácula
de los ajos de cualquier tipo de exaltación nacional. No se anda con
rodeos a la hora de mostrar lo denigrante de la esclavitud. Es el primer
director negro (aunque de origen antillano) en mostrar una de las
vergüenzas de la humanidad. Y lo hace mostrando esos cuerpos llagados no
sólo por el látigo sino por el hecho moral de depender de otros seres y
ser humillados a causa de su piel. Aquí encontramos de manera un tanto
esteticista unos cuerpos que expresan dolor por las presiones externas y
que revierten en el alma. Ya vimos la carnalidad en "Shame", su
anterior película donde el cuerpo de Michael Fassbender expresa el vacío
y el dolor por no lograr con su estilo de vida la facilidad. Aborda
temas inéditos como la melancolía, expresada en no parar de llorar, de
esas madres que ven cómo les arrebatan a los hijos o esa mujer negra que
se convierte en toda una señora, con sus propios sirvientes tras ser
juguete de los amos o esos dueños aparentemente humanitarios pero que no
dejan de ser los que cortan el bacalao o esas esposas que incluso
superan en crueldad a sus maridos con tal de no perderles.
Además como
expresa el personaje de Fassbender todo se hace basándose en la Biblia
como rodrigón. Lástima que esos hallazgos se vean diluidos con la escasa
progresión dramática del personaje interpretado por Chiwetel Ejiofor
pues la docena de años no se ve por ninguna parte. Hay mucha
discontinuidad en la forma de relatar pues hay momentos aterradores en
que uno desprecia a uno mismo como ser humano y además pone su foco en
la pasividad de los negros que miran a otro lado. En algunos momentos se
la puede acusar de caer en cierto cromatismo fútil (la carta ardiendo,
la del jabón) que traiciona el relato. Y en el apartado de
interpretación destacar de manera rotunda, lo mejor con diferencia, de
la casi desconocida Lupita N,Diongo,O en su papel de esclava desesperada
machada por el dueño de la plantación (algo pasado de rosca Fassbender)
y su esposa celosa y morbosa y que desea la muerte. Una obra con
aciertos pero lejos de ser la obra definitiva de la esclavitud.
Home Steve McQueen Camino a los Oscar: Doce años de esclavitud
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