A CIEGAS

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Fernando Meirelles, director de ciudad de Dios, se une a ese grupo de privilegiados directores de la parte sur del continente que consiguen un respeto en la comunidad Hollywoodiense como ya hicieron sus compañeros mejicanos. Parece que podía ser el tipo idóneo para tratar un texto tan personal y complicado, pero, desgraciadamente no consigue manejar la titánica cantidad de factores morales que podía haber tenido la película.

Con una importante polémica, por supuesto viendo el resultado final bastante comprensible, se alzó con el Premio Especial del Público en el Festival de Sitges. Inverosímil decisión otorgar este privilegio a una cinta cuya única virtud es su fragmento inicial mientras sus últimas dos partes dejan bastante que desear cinematográficamente hablando.

Basado en el Ensayo sobre la Ceguera de José Saramago A Ciegas es una aproximación a la decadencia del ser humano a través de sus más primarios deseos. Una epidemia de ceguera repentina pone en jaque a Estados Unidos. La única respuesta posible es aislar a los infectados para contener la inminente infección

Un joven queda repentinamente ciego, una ceguera algo particular que le sume en un universo de blancos intensos. Un hombre se ofrece a llevarlo a su casa. ¿Quién puede robar a un ciego? ¿La sociedad es tan miserable? Este es inicio de una epidemia que afectará a todos los que tienen contacto con él… y poco a poco a todo el mundo menos a una sola persona, la mujer de un oftalmólogo. Es la parte más escueta pero también la más interesante, plantea muchas preguntas que prometen ser resueltas más tarde. Por desgracia cuando todos los “ciegos” son internados en un centro y privados de su libertad y de las más importantes condiciones sanitarias, salubres y éticas inician una nueva era sin normas, sin principios y sin escrúpulos. La parte de la película donde el interés empieza a decaer para llegar a un nuevo mundo ciego y apocalíptico destruido por la poca fe de los hombres en sí mismos. Lo que nos lleva a esa tercera parte llena de tópicos sobre el mundo apocalíptico al que el cine nos tiene acostumbrados y al punto de no retorno donde la cinta pierde totalmente su razón de ser.

Una autentica desgracia desperdiciar actores e ideas de forma tan burda.


PROS: Gael García Bernal y la interesante y desaprovechada relación entre el ciego “natural” y la única persona con visión.

CONTRAS: El look lúgubre sacado directamente de todas las cintas apocalípticas en las que se sume la demasiado larga segunda parte.

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