FURIA DE TITANES

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El majete de Sam Worthington, especializado en mostrar su careto en tres dimensiones, regresa con un remake de la clásica Furia de Titanes con sus dioses malvados, sus afanes de controlar a los hombres y por supuesto sus mitológicas criaturas que parecen sacadas de un videojuego de acción.

Perseo es el hijo de Zeus y llamado a salvar a la humanidad. Abandonado a su suerte tras su nacimiento como bastardo en uno de los múltiples escarceos del Dios en la tierra el joven pescador se ve llamado a su categoría de semidios y por tanto de héroe. En su camino antiguos conocidos como Poseidón, Hades, y Medusa y otros nuevos mezcla entre horóscopos mutantes y el malo del final de cada nivel de Mario Bros.

La película es tremendamente plana. Con diálogos grandilocuentes y actores sobreactuados como Liam Nelson y Ralph Fiennes, lo ideal para contrarrestar la poca expresividad de Sam Worthington. El entretenimiento del cine de verano regresa en plena Semana Santa a los cines con la furia de aquellas películas con stopmotion cutre redimensionadas gracias a los ordenadores. ¿Tiene razón de ser el digitalizar y redimensionar algo como Furia de Titanes? Teniendo en canta que cosas como Jason y los Argonautas tenía mucha más chicha y juguito que esta edulcorada y flojilla cinta parece que la respuesta es a todas luces negativa.

No entiendan mal, con Furia de Titanes se vuelve a tener 10 años recordando esas aventuras sin pies ni cabeza con escenas de acción y poco contenido sesudo… pero sin inocencia, con mucho más dinero de por medio y una falsa capa de producto comercial que redescubre las historias más antiguas con ese lacado de falso oro que otorga Hollywood a sus niños predilectos. Furia de Titanes son dos horas y media sin descanso, sin vocación aleccionadora (y la poca que tiene con una contundencia tan nimia que pasa desapercibida de puro pueril) de adrenalina. Es decir, los niños de ahora la disfrutarán como los niños que éramos antes y los cinéfilos de pro se sentirán nostálgicos agarrando sus palomitas en un viaje de 7 euros a la más tierna infancia.


PROS: La ausencia absoluta de pretensiones.

CONTRAS: Algunas escenas cogidas por los pelos, la ausencia de humor y la existencia de personajes (sobre todo femeninos) sin ningún calado.

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