Lejos de Praga


Título Original: Po Strinsti Bos
Año: 2017
Duración: 111 min.
País:  República Checa
Dirección: Jan Sverák
Guión:
Jan Sverák y Zdenek Sverák
Música: Michal Novinski
Fotografía: Dennis Crossan
Reparto: Alois Grec (Eda), Jan Tríska (abuelo), Oldrich Kaiser (Wolf), Ondrej Vetchy (padre), Tereza Voriskova (madre)
Productora: Phoenix Film
Género: Drama





 A contracorriente organizó el pasado día 9 de Mayo en los cines Verdi un pase para la presentación de Lejos De Praga, notable nueva película de Jan Sverak (ganador de un Oscar a la mejor película de habla no inglesa 1996 con "Kolya") quien guioniza además el film basado en una novela de su padre, Zdenek Sverak. Se presentó en la segunda edición de Festival Internacional de Cinema de Barcelona-Sant Jordi (BCN Film Fest), ha recibido varios premios como en el Cottbus Film Festival of Young East European Cinema 2017 (Mejor Película), Czech Lions 2018 (Mejor actor secundario, mejor fotografía, sonido y cartel), Tiburón International Film Festival 2018 (Mejor Película Infantil). Se estrena en cines el 17 de Mayo.
 
Lejos de Praga cuenta la historia de Eda, un niño de 8 años que vive junto a sus padres durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial se ven obligados abandonar la residencia de alquiler en Praga para mudarse a un pueblo en el campo, donde habitualmente pasa las vacaciones y habitan resto de familiares y amigos. Este año se cumplen 80 años desde la ocupación de Bohemia y Moravia por la Alemania Nazi.

A consecuencia del acuerdo de Munich hubo un proceso de erradicación de la República Checoslovaca independiente, murieron muchos miles de personas de la resistencia, desaparecieron la mayoría de la población Judía. La Gestapo arrestó funcionarios socialdemócratas y comunistas, así como a emigrantes alemanes. Pueblos enteros sufrieron el terror de la ocupación nazi, la miseria y el mal vivir de muchos miles de personas.

A ser una película instropectiva desde un punto de vista familiar, nos invita a imaginar hacia una situación similar donde detalles concretos se recrean de una manera mucho más ingenua e íntima hacia los datos generalizados, visualizando ese horror de arrestamientos, fusilamientos o fuerza brutal en los planos, sabiendo que hay detrás de ese terror los ojos de un menor, a veces ni junto a sus padres.


 El regreso desde Praga hacia el pueblo se acostumbran a una nueva vida que es inmensamente diferente al ritmo de la capital, haciendo nuevos amigos y ayudando a tareas rurales. A partir de esa mudanza baja la intensidad dramática, mantiene un ritmo lento de film Europeo latente durante el resto del metraje con pequeñas pinceladas de dosis de humor evasivas al desastre, ya sea con la familia, situaciones o amigos.

La película No son la imaginación estilo Ghibli del chico viendo el horror, más aún ni siquiera pastelosa, siempre está tratado de una forma externa realista, muy coral e ingenua. Todos los habitantes del pueblo tienen su propio protagonismo. Provocan empatía individualmente mediante acentuando su carisma. Y aunque el epicentro de las situaciones es Eda no recae en un agotamiento infantiloide que sobrecarga emocionalmente. Así pues los personajes quienes mejor interpretan, agradan y bordan son los padres, que están magistrales y el abuelo.

Posiblemente escasea y no consigue transmitir totalmente la intención de relación en pandilla como alguien puede imaginar que sea tipo Goonies, Club de los Cinco, Cuenta Conmigo o recientemente la nueva adaptación de IT. Está claro que lo intenta esa sensación pandillera, pero un entorno radicalmente drámatico, la frialdad Checa, el resto de personajes que dan protagonismo equitativamente alternativo entre esas secuencias de banda callejeras, hacen una amplitud desequilibrada por momentos para cuidar un conjunto, cuando para conseguirlo debería ser un 100 % narrativamente bien empleado entre esas relaciones durante toda la película.

 Se intensifica en unos pequeños sueños sobrevoladores de Eda, donde mejor refleja esa evasión de la realidad junto a sus amistades a veces hilarantes, pero es solamente una divinidad adormecida. Después los acontecimientos posteriores poco tienen que ver junto a la pandilla. Al menos se agradece el esfuerzo de retratarlo.

El único problema que le he visto al planteamiento es narrativo, pues son situaciones totalmente diferentes, radicales y emocionalmente confusas, sales de una conversación graciosa con la pandilla o familiares, y después te encuentras con la desgracia de abuela fallecida de salir a buscar a su nieto y madre en una tormenta de granizo después de un dia de baño., o un fusilamiento del hermano de su padre...  Son situaciones generalmente drámaticas como planteadas en microrelatos y  con epicentro a Eda, provocan un lloreir, que pasan a veces drásticamente desde la comedia al drama de una manera bastante radical.

Sí retratan cuidadosamente las miserias de la pobreza. Solamente tener agua potable en aquella época y algo de comer era un milagro. El equilibrio dramático junto con el histórico si está bien planteado. A destacar la enseñanzas en los colegios, impartiendo un autoritarismo alemán, el sufrimiento permanente de un profesor ante la realidad de guerra, la ambientación y la relación de ayudas rurales. Consiguen intensificar esa dramática social real y todos los personajes del pueblo tienen una pequeña cabida dentro del ritmo lento de humanizar las relaciones.

 Durante el primer tramo de la visita al pueblo, las buenas interpretaciones de la relación del niño con su tío o el hermano de su padre, El Lobo, quien es totalemente desterrado por su abuelo o el resto de familiares,provoca una relación bastante respetada, delicada y emocionante. Esa relación de amor / odio ante ese personaje se refleja aún más con la valentía y soledad de El Lobo, obsesionado en su lucha poco conservadora por restablecer una normalidad.

 Los detalles sensoriales para retratar son una delicia detallada preciosista en el retrato rural durante una época de invasión, invitan en todo momento sumergirnos a las circunstancias de época desde el auditivo hacia los planos visuales de cámara bellísimos perfeccionados buscando un amplio detalle del entorno desde casas, campos, bosques, laguna o hasta cementerios. El sonido de la leña al quemar, las batallas de rifles y arcos de madera, la nieve, el invierno, las navidades junto a su familia, las procesiones que echan tierra a las tumbas desde las manos para enterrar, la máquina plancha sábanas que ocupaba más de una habitación, la música, la recreación de la guerra o los vestuarios como la cruz de gorro permanente o los bañadores de época. Son tan brillantemente precisos y técnicamente hay una realización muy cuidada que es imposible describir si no estás allí, les acompaña unas interpretaciones a la altura, que como había dicho antes a ser tantas a veces se descuida el equilibrio narrativo para sentimentalizar algunos objetivos, mantiene permanente una frialdad incluso al niño protagonista inversamente a Cinema Paradiso. que posiblemente también puede ser un acierto para no caer ni en desajuste o desequilibrio sentimental. Una maravilla de film que discurre hasta el final de la desocupación nazi, homenajea en todo momento a la vida familiar y sufrimiento del pueblo Checo.

 

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