Hace poco en una cena con amigos estábamos charlando sobre cine clásico y salió a la luz un tema bastante inquietante para cualquier cinéfilo. Nadie había visto La Dolce Vita.
- ¿Esa película de Marcello Mastrolliani en que se bañan en la Fontana?
Es la máxima información que pude sacar de mis compañeros de fatigas. La Dolce Vita es por tanto una especie de “Don Quijote” todo el mundo lo tiene en una estantería y ha oído hablar de él pero si les sacas de la lucha con los molinos descubres que nadie lo ha leído en realidad. Y por seguir con esta analogía literaria sucede más o menos lo mismo, a pesar de la fama de la escena de la fontana La Dolce Vita no trata del amor entre el periodista que interpreta Mastroianni y Anita Ekberg, es sólo la parte de los molinos. En realidad es la evolución y decadencia del Marcello Rubini, un periodista multiusos acostumbrado a la riqueza y la belleza efímera que rodea su mundo y que poco a poco le conduce hacia su autodestrucción. Un soñador que renuncia a su ambición de ser un escritor de éxito cegado por los excesos melancólicos de la “dolce vita” italiana donde tendrá que enfrentarse a sus principios morales.
Un total de siete historias que acontecen en la capital italiana totalmente independientes con un solo punto en común, su inicio en Via Veneto, una de las calles más famosas y glamourosas de Roma, que ilustrarán los valores y actitudes del antihéroe: la famosa local necesitada de admiración en sus momentos más bajos, la estrella internacional centro de todas las miradas, la aparición milagrosa de la virgen que genera un circo mediático de dimensiones catastróficas, un reencuentro con un viejo amigo en una cena muy reveladora, la visita de su padre, una fiesta en un castillo que inicia el viaje a la decadencia más absoluta y tras un fatídico acontecimiento que no voy a espoilear finalmente el hombre en el que Marcello decide convertirse. Es decir, igual que los molinos aparecen en los primeros capítulos de El Quijote, Anita y sus caprichos desaparecen tras media hora de metraje (La Dolce Vita dura dos horas y cuarenta minutos). Una estructura brillantemente orquestada y perfectamente filmada. Sin duda de excepcional belleza es la relación de Marcello con Steiner. Una de esas conversaciones que pasarán a los anales del cine con un final que conseguirá emocionar a cualquiera.
La cuestión sobre si es o no una obra sobrevalorada dependerá de los gustos de cada uno. Lo que en realidad no tiene duda es que este film representa toda una época en Italia en que media Europa adinerada la usaba como válvula de escape de sus problemas. El glamour y la decadencia de todo un sector de la sociedad que encontró un paraíso en vías de desarrollo (una Roma en construcción que era aún así una de las grandes ciudades europeas) para poder campar a sus anchas en fiestas continuas y sin obligaciones, donde los paparazzi eran los periodistas más solicitados, la liberación sexual llegaba a cotas insospechadas (siempre dentro del machismo italiano que aún permanece) y cualquier noticia podía ser comprada, vendida o subastada. Todas las escenas viajan a la vida romana, sus fiestas, costumbres y vida nocturna y a veces muestra un poco más de lo que debería, eso valió a Fellini una fama de trasgresor y a la película un río de tinta sobre sus excesos.
Ha habido dos grandes mitos en el cine europeo que sobrevivirán a todos los tiempos: Alain Delon y Marcello Mastroianni. La Dolce Vita ayudó a crear y mantener el mito de latino gigoló muy merecidamente. Hasta que punto el papel de la película y la vida real se entrecruzaron es sólo un misterio más de la película de Fellini.
Cierto es que tras The Rocky Horror Picture Show y Blade Runner sólo La Dolce Vita merece el título de “eterna descatalogada” y es complicado encontrarla en tiendas (aunque hace poco una edición en DVD bastante decente fue lanzada) si le unimos que por la terrible duración no es precisamente fácil de programar en televisión (nunca recuerdo haberla visto en una parrilla) y que por su temática fue bastante censurada en su momento por el liberalismo sexual y la imagen “alegre” de la clase media italiana que la hizo impopular en Italia desde su estreno sólo el paso del tiempo y la acogida internacional han salvado La Dolce Vita del olvido, o por lo que he podido ver del olvido iconográfico, el siguiente paso es animarse y verla. No decepciona.
La escena de la Fontana es una de las más reproducidas del mundo. Poco saben realmente que esta escena representa la libertad. Sylvie, una antojadiza actriz americana se mete a bañarse y anima a su compañero en la noche a meterse con ella. Marcello deja de ver pasar las cosas y posprimera vez en la película actúa aceptando la invitación. En realidad el baño significa para los que han visto la película el primer paso para la libertad de sus personajes, las primeras decisiones que marcarán su futuro. Hacía tanto frío la noche de marzo en que se rodó que Mastroianni tuvo que ponerse bañador debajo del traje y beberse una botella de Vodka, su compañera de reparto pasó horas bajo los chorros de agua sin quejarse.
El gobierno romano se cansó de que la gente emulase esta escena y la Fontana es vigilada 24 horas al día, convertirse en Marcello cuesta ahora una multa de 400€ para los cinéfilos arriesgados que aún se atrevan.
DATOS DE LA PELÍCULA:
Ganó también dos Oscar de 1961 por Mejor Diseño de Vestuario (diseñado por el Director de Arte Piero Gherardi) y Mejor Película Extranjera.
La película fue prohibida en España por la censura, debido a que el periódico del Vaticano, L'Osservatore Romano, la calificó de obscena.
No se estrenó en España hasta 1980.
Nunca tuvo mucho éxito en su país natal, ha sido el tiempo el que la ha convertido en un clásico del cine italiano.
PROS: Interesante, fascinante, con un guión magnifico y grandes actores. Sin duda una de las películas mejor rodadas de la historia del cine mundial.
CONTRAS. La duración cuenta en su contra pero con las deliciosas escenas para el recuerdo y las conversaciones con Steiner se perdona todo.
Buenas,
ResponderEliminarLa peli esta de la Dolce Vita ¿Es esa película de Marcello Mastrolliani en que se bañan en la Fontana?
Muahahahahahaaha.
Un besazo.