LA HUELLA

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Leí en cierta ocasión cuando estaban rodando la cinta que Michael Caine confesaba que estaba harto de que Jude Law se ganase el pan a base de destrozar sus películas interpretándole. Por eso aceptó con los ojos cerrados el Remake de La Huella en la que se reservó el papel que antes había interpretado Sir Lawrence Olivier tan dignamente en la producción de 1972 dirigida por Joseph L. Mankiewicz y dejando la dirección al amigo común Kenneth Branagh. Parecía ser un plan perfecto, más si cabe que el que se ofrece al inicio de la cinta.


La Huella no es tan fresca, tan redonda y tan entretenida como la original. Normalmente los remakes suelen tener estos problemillas que al público que les desconoce le parecen tan fantásticos, en este caso incluso el público que desconoce el original ha conseguido aburrirse.


La pena es que el nuevo y pseudo alopécico Jude tiene esta intención de ser un actor serio tras los fiascos de los últimos años pero parece ser que ni la taquilla ni la crítica tienen ni la más mínima intención de concederle el beneficio de la duda… Aunque viendo las últimas películas que ha presentado no se puede culpr a nadie del desastre que no sea a él mismo. Modesta la recaudación en el cine tanto en Inglaterra como en España. No sólo por el tufo de los remakes varios que protagoniza incansablemente si no por el incuestionable talante teatral de la misma.


Un joven actor/peluquero se persona en la mansión de un ilustre escritor de éxito para negociar con él el divorcio de su mujer de la que ahora es amante. Pronto el apuesto pretendiente será tentado por el anciano para que consiga dinero a costa de fingir un robo, con ello empezará un terrible juego donde cada uno tendrá que ingeniárselas para ganar sus peculiares sets y donde el dinero, a ambición y la ambigüedad tendrán un papel predominante.


La película es bastante mediocre, poco original aunque tiene fantásticos actores en los papeles principales. Pese a sus arduos esfuerzos en pocos momentos consigue atraer a los espectadores que acaban perdiendo el interés por una historia que se hace lenta, poco original y bastante predecible.


Al menos de esto nació algo positivo, Kenneth Branagh decidió que el próximo año su Hamlet en el West End tenga la cara del señor Law que quizás gracias al teatro consiga levantar cabeza y recuperar la interpretación y el atractivo que tuvo un día.



PROS: Michael Caine y su primera parte.


CONTRAS: Jude Law.



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