Las familias desestructuradas comienzan a cargarme un poco. No es que no tolere un drama a tiempo pero es que empiezan a prosperar como setas en el panorama underground americano. Los actores de renombre intentan no ser acusados de rodar sólo grandes películas y el resultado es que de vez en cuando eligen proyectos pequeños con guiones mediocres que con sus actuaciones pueden salvarse de una criba de la crítica como merecerían en realidad.
Laura Linney y Philip Seymour Hoffman están exactamente en esa diatriba en esta cinta donde un anciano con demencia acaba de perder a su novieta quedándose en la calle. De esa forma los dos hermanos irán a hacerse cargo de su padre justificando y escabulléndose en las situaciones más poco interesantes que se te puedan ocurrir.
La Familia Savages me ha aburrido sobremanera. Sus personajes me han resultado antipáticos, cosa que no sucedía desde hacía bastante tiempo y la trama es de lo más pueril, manida y aburrida que se pueda uno echar a la cara. Con la firme intención de no salvar ninguna película sólo por la solvencia de sus actores , y porque en realidad no habría por donde salvarla ni con esas, debo recomendar a todo espectador ansioso por entregar sus seis euros cinematográficos a otra ONG que se lo merezca más que a la de estos sociópatas con problemas mentales.
PROS: Algún despunte del personaje de la Linney.
Adams).
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