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Roma, un grupo de amigos se reúne como siempre para cenar. Antonio y su mujer, una pareja consolidada o al menos eso creen, porque él tiene una amante a la que no quiere tanto como a su familia e hijos; Davide, un escritor de éxito, y como a todas las reuniones la presencia de un policía algo peculiar y cínico que fue antaño su pareja, pero, además, es la segunda vez que Paolo se une al grupo consolidado. Lo invitó Lorenzo, actual compañero de Davide para que este pudiera leer uno de sus relatos. Roberta tiene una vida mucho más simple pero a la vez más complicada, es adicta a casi todo y además adora los horóscopos, le divierte ver cómo los astros marcan la vida de los que le rodean, aunque ella tenga un destino terrible marcado por las estrellas. Completa el grupo una simpática turca, independiente, impertinente y madona, como lo es en su vida personal. Parece que no tienen nada en común pero en realidad hay una cosa que les une: Lorenzo. Aunque eso puede cambiar.
Tras otras películas Ferzan Ozpetek que parecían un ensayo llega a Saturno Contro demostrando plenitud, redondeando las formas de un cine que se destilaba en cintas anteriores y que finalmente asoma casi perfecto en esta película grande, casi tanto como todos sus actores. Sabe lo que quiere contar y lo cuenta muy bien, inmejorablemente más acertado que en otras de sus películas, siendo esta la que puede parecerse más El Hada Ignorante (hasta la fecha mi segunda favorita de su filmografía aventajada sólo por Saturno Contro).
Se atreve, sin fisuras, a presentar a unos personajes sin juzgarlos con todas sus debilidades y flaquezas que aman, quieren y lloran juntos. Refleja la traición, el odio, la comprensión, la tolerancia, el perdón, la aceptación y sobretodo el amor de todas las formas conocidas: un amor romántico y visceral en la pareja de Pierfrancesco Favino y Luca Argentero , el amor paterno incondicional pero reticente que se enfrenta a los prejuicios para recordar el valor de la familia, el amor cómodo que se adueña de la pareja tras años de convivencia, el amor a sí mismo del que carece Roberta, el amor platónico de Paolo, el amor dictatorial de Neval, el amor eterno de Sergio escondido tras el cinismo y la preocupación … el amor universal.
No Basta Una Vida fue el título español, poco acertado como simpre, para esta película que habla precisamente de eso, de lo que cuesta encontrar lo que se busca y aceptar lo que se pierde. Un doble juego de palabras que se puede aplicara muchas partes de esta película con un pulso que no desciende en ningún momento y cuyas historias se entrelazan creando momentos únicos como la esposa y amante que por fin se encuentran meditada y civilizadamente incomodando al marido infiel. Momentos como la desesperación de la soledad a pesar de estar rodeado de gente. Mensajes humanos de perdón y amistad que destilan de cada acción que se ve en la pantalla y trascienden hacia la butaca haciendo que todos queramos ser mejores personas.
Dosis justas de drama y melancolía pero sus momentos de comedia tierna y generacional. Por fin su director ha conseguido lo que llevaba persiguiendo: un retrato generacional completo y equilibrado con suficiente carisma para perdurar en la memoria del cine mucho tiempo.
PROS: sus actores que sin fisuras son capaces de dar cuerpo a un guión tierno, equilibrado y precioso.
CONTRAS: Que pocas películas tan bellas y respetuosas lleguen a la pantalla.
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