PUSH

Imaginen un mundo donde hay una suerte de tipos como Héroes, es decir, personas normales que desarrollan unos poderes increíbles. En este caso son poderes reduciditos, tenemos los psíquicos que pueden introducir en tu mente cualquier idea, recuerdo o tontería que quieran, los videntes que son capaces de ver y dibujar (o bosquejar como críos de dos años) el futuro y los telequinéticos que básicamente mueven cositas con la mente y bueno, los Sónicos, sanadores, las sombras y demás poderes que se molestan tan poco en explicar en la película que se van a pasar por alto en la crítica.

Chris Evans (con camisa) vive en Honk Kong, oculto y sin hacer mucho ruido para no llamar la atención sobre su poco practicado poder para mover objetos. El motivo es una experiencia traumática de su infancia tras presenciar cómo una malvada organización acababa con la vida de su padre no sin antes darle unas instrucciones de las que dependerá su futura supervivencia y que tendrán que ver con una misteriosa joven que le entregará una flor.

Esta inquietante mezcla entre Jumper y Héroes es un alarde de medios y efectos especiales al servicio de la palomita sin ningún sentido y un con un ritmo un poco atrofiado. Y es que o soy muy torpe o el guión tiene más lagunas y agujeros que unos calcetines de tercera mano. Perdida en la inmensidad de las reflexiones a medias de la película a la hora tenía claro que:

1. Nada tiene sentido.

2. Camilla Belle es insoportable.

3. El inquietante el aspecto de Dakota Fanning en esta producción entre adolescente anoréxica la hace perder el carisma de su infancia donde era capaz de poner los pelos como escarpias.

4. Ni con muchos desnudos de Chris Evans la cosa iba a mejorar.


Rancia, rancia.




PROS: Pido el comodín del público.

CONTRAS : La copia descarada.