MI VIDA EN RUINAS

*****

Si que está acabada la fórmula de la comedia romántica cuando tienen que rescatar a la protagonista de Mi Gran Boda Griega a estas alturas para mandarla directamente a hacer de guía turística a la antigua Grecia. Y es aún más preocupante cuando en ello pone dinero hasta Tom Hanks (junto, todo sea dicho de paso empresas españolas como española Kanzaman y 26 Films) o invitan a Richard Dreyffus a unirse al elenco y acepta de buen grado, suponemos que era por estar cerca de bellas españolas como María Adánez o María Botto (o quizás ellas aceptaron ante la posibilidad de vacaciones en el mediterráneo y codearse con el citado actor). En todo caso Nia Vardalos se enfrenta con un terrible grupo de turistas más preocupados por los souvenirs que por empaparse de la cultura milenaria en el que puede ser su último viaje y gracias a ellos conocerá experiencias de esas que sólo son posibles en una comedia romántica incluyendo amistades imposibles, sentimientos ocultos y por supuesto notas románticas de por medio.
Nada nuevo en el horizonte con esta plana y metódica sucesión de tópicos cuyo aliciente (único diría yo) es recuperar el personaje de Georgia, un clon algo soso de Toula Portokalos, pero perdiendo la gracia de feucha en edad de casamiento, sus padres histéricos y demás puntos a favor que convirtieron Mi Gran Boda Griega en un éxito en su momento.

En esta ocasión un descafeinado y soso guión de enredos veraniegos y tópicos irán circulando por la pantalla con tranquilidad y parsimonia para retratar los paisajes turísticos más importantes de Grecia. La cinta se quedará casi como un simpático documental sobre los puntos turísticos de la zona y la relevancia de cualquier diálogo o situación no pasará de ser la enésima repetición de cualquier comedia baratucha de esas que pueblan la televisión con las hermanas Olsen como protagonistas.

Quizás sería lógico mostrarse un poco benevolente con esta comedia cuyas pretensiones son escasas y cuya envoltura no esconde su poco calado cinematográfico pero en la pretendida comicidad con una buena sucesión de críticas a la cultura mediterránea entendidas de forma dispar en función del país de procedencia y con claros visos americanos de por medio parece que el folclorismo que iba a vender se queda en el camino.

Su director es un mero espectador de los gags que presenta con poca soltura, inconclusos y mal hilvanados y después del visionado da la sensación de que cualquiera con un mínimo de sentido estético podría haber montado una película con algo más de alma y menos espíritu dominguero.


PROS: La refrescante impresión de que Dreyffus disfrutó de las vacaciones.

CONTRAS: Su factura folclorista, zafia y ñoña.

Publicar un comentario

Copyright © El lado oscuro del celuloide. Designed by OddThemes