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Nada nuevo en el horizonte con esta plana y metódica sucesión de tópicos cuyo aliciente (único diría yo) es recuperar el personaje de Georgia, un clon algo soso de Toula Portokalos, pero perdiendo la gracia de feucha en edad de casamiento, sus padres histéricos y demás puntos a favor que convirtieron Mi Gran Boda Griega en un éxito en su momento.

Quizás sería lógico mostrarse un poco benevolente con esta comedia cuyas pretensiones son escasas y cuya envoltura no esconde su poco calado cinematográfico pero en la pretendida comicidad con una buena sucesión de críticas a la cultura mediterránea entendidas de forma dispar en función del país de procedencia y con claros visos americanos de por medio parece que el folclorismo que iba a vender se queda en el camino.
Su director es un mero espectador de los gags que presenta con poca soltura, inconclusos y mal hilvanados y después del visionado da la sensación de que cualquiera con un mínimo de sentido estético podría haber montado una película con algo más de alma y menos espíritu dominguero.
PROS: La refrescante impresión de que Dreyffus disfrutó de las vacaciones.
CONTRAS: Su factura folclorista, zafia y ñoña.
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