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David es un muchacho retraído, distante, artístico y fantasioso que acaba conociendo un misterioso hombre que resulta ser Baltazar, un antiguo y poderoso mago que sueña con encontrar al primer Merliniano (de Merlín, se entiende) para liberar a su amor y acabar con el poder de la bruja más poderosa de todos los tiempo, tras un lapso temporal de 10 años las fuerzas del bien y del mal se enfrentarán en el Nueva York de nuestros días con los poderes mágicos y las hormonas desatadas en un equilibrio pirotécnico digno de su productor Jerry Bruckheimer y de su protagonista Nicolas Cage.
El reparto lo completa la siempre atractiva Monica Belluci en un corto y “tapadísimo” papel de hechicera y el inquietante Alfred Molina afincado en estrambóticos papeles de malvado cómico que, todo sea dicho de paso, le sientan muy bien.
La cinta es previsible, un poco larga pero sorprendentemente entretenida, para lo que ofrece, entiéndanme. Si bien no estamos ante una obra maestra del género fantástico puede que sea una de las pocas cintas que sale medianamente bien parada de su visionado tras los intentos Narnianos, las Brújulas dorada o Percy y sus rayos. Quizás parte de la gracia sea que Disney deja que algunos de sus clásicos resumen algo de encanto. Los personajes no están logrados y se afinca en un humor blanco e infantil con el mismo estilo que La Búsqueda y el mismo protagonista. Una fórmula que sale rentable y que parece funcionar al actor y al estudio. Por mi parte me dejo seducir por la primera peluca que no da risa de Nicolas Cage en años y apruebo este divertimento veraniego sin pretensiones.
PROS: Su factura infantil y transparente.
CONTRAS: La manía de alargar innecesariamente el metraje.
Anda, mira, acabo de venir del cine de verla con unos amigos...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, es previsible y los personajes son algo planos pero es que es un producto Disney, ellos no arriesgan y siempre van a ir sobre seguro.
Es para echar el rato sin buscarle que sea el peliculón del año.
Un besote!