Los niños salvajes

Película: Los niños salvajes.
Directora: Patricia Ferreira.
Intérpretes: Marina Comas, Álex Monner, Albert Baró, Aina Clotet, José Luis García Pérez, Enma Vilarasau, Ana Fernández
Proyección: Princesa
Afluencia: 12 personas
Valoración: 7


Basada en un hecho real que se conocerá al final, la nueva película de Patricia Ferreira, ganadora en Málaga de los premios gordos como película, guión y actores secundarios, comienza con una encuesta a tres adolescentes, más que niños, realizadas por personas distintas y en sitios diferentes. Las preguntas nos llevan a la escena clave del inicio que es una pelea en la que aparecen dos chicos y la chica. Y a partir de aquí conocemos sus vidas, a sus padres, su instituto, sus profesores, la asistente social. Vemos a tres vidas con ambiciones ahogadas por progenitores frustados o que su trabajo les absorbe de tal manera que no saben de sus hijos y sus inquietudes. Y al expresarlas se quedan sorprendidos. Vemos a Álex (lel mejor tramo de la película) que se dedica al graffiti y que se le da la oportunidad de ir a Amsterdam con una beca pero su carácter rebelde le da muchos disgustos. Gabi que se dedica al kickboxer y que es aleccionado por un padre perfeccionista. Y Oki (Laura) de familia adinerada pero insatisfecha y que consigue una moto y su solidaridad le aumentará sus problemas. Como es habitual en esta directora el guión que repite con Virginia Yagüe tras "Para que no me olvides" está muy cuidado y deja a los chavales hablar y son naturales, huyendo de ser listos. Hace un retrato de esta juventud que no es escuchada por los mayores y se decanta por ellos. El instituto no ayuda, a pesar de los esfuerzos de la asistente (buen trabajo de Aina Clotet). Hay una frase interesante de uno de los profesores que se queja de que los alumnos buenos no son bien tratados por la sociedad que se fija demasiado en los problemáticos. Algo a tener en cuenta.

Al relato le falta en el medio algo de fuerza y le sobra cierta moraleja (La frase final) y maniqueismo (Las madres ,comprensivas a su manera pero los padres son brutos y déspotas, los profesores ogros y la asistenta encantadora). Pero estos fallos no empañan una obra interesante por la manera de mostrar un mundo más o menos conocido, que no hace estudios reveladores pero sorprende la manera de contar una historia social con tintes de obra intrigante. Es posible que Ferreira al optar por el punto de vista de estos chicos capte lo que muchos hemos pensado de los padres y de nuestro entorno como algo castrante que corta nuestros anhelos alejados del inglés o de la natación, actividades tan presentes en la enseñanza fuera de las aulas. Pero creo que debería haber ampliado su punto de vista. Pero merece la pena esta obra.

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