De tal padre, tal hijo

Película: De tal padre, tal hijo. 
Director: Hirozaku Kore-eda. 
Intérpretes: Fukuyama Masaharu, Ono Machiko, Lily Franky, Maki Yoko, Jun Kunima. 
Proyección: Golem. 
Afluencia: 33 personas. 
Valoración: 7 

El título puede sugerir que se refiere a alguna comedia española de las que se ven en Cine de Barrio. Pero, aunque hay humor, va por otros derroteros que el chiste fácil. Aquí se trata del intercambio de bebés que se producen en el hospital. Y ello provoca el drama en un matrimonio compuesto por un ejecutivo agresivo y su sumisa esposa. Les lleva a conocer a otra pareja que en la que el es un comerciante que disfruta de sus hijos y su esposa. Y aquí se producirá un dilema apasionante gracias a la sobriedad (modélica la primera escena que destapa posteriormente el drama) que nos propone el japonés Kore-eda. Hace un gran retrato de lo que es la sociedad nipona en sus clases altas, obsesionadas por el dinero y el éxito, de jando atrás los sentimientos e incluso volcando en los hijos las fustraciones por querer ser alguien. El padre (espléndido Fukuyama Masaharu, famoso cantante también, que hace un guiño con su guitarra) es quien lleva todo el peso y deja atrás a esa esposa que va poco a poco dejando de ver la realidad por medio de su pareja. Es un personaje al que le bastan dos brochazos para hacerse creíble. Su mundo está bien representando en esos interiores grises, rectos, casi sin colorido, algo que no falta en esas clases desfavorecidas, aunque felices. Esta parte me parece muy idílica y sus personajes parecen hechos de un solo matiz. Y por tanto creo que pierde algo de su eficacia. Los niños, como decía mi compañera de butaca, están para comérselos pero casi son un adorno y se echa de menos que digan más, aunque las pocas veces que se les deja resultan contundentes, sin ser resabiados. El final es de una gran belleza con ese paseo paralelo. El guión es sensible, sabiamente sensible, pero el espectador se siente importante y puede seguir su camino, sin subrayados. Incluso hay detalles cuidados (el porqué de coincidir dos mundos tan dispares) pero echo de menos menos maniqueismo, eso sí muy bien tamizado por los actores protagonistas y más desarroll en los personajes secundarios. De todos modos salí de la sala reconfortado por una historia que se puede entender en cualquier parte. Al fin y al cabo Spielberg quiere hace su propia versión y además la descubrió en el festival de Cannes de este añodonde fue el presidente y se le concedió el premio del jurado mientras en San Sebastián ganó el del público

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