Director: Jorge Algora.
Intérpretes: Darío Grandinetti, Federico Luppi, Mabel Rivera, Antonella Costa, Carolina Peleritti.
Proyección: Verdi.
Afluencia: 15 personas.
Valoración: 2.
Estrenada en el festival de Málaga del año pasado y aspirante a los premios Maestro Mateo de Galicia se estrena esta segunda película de Jorge Algora, autor de la meritoria, aunque desigual "El niño de barro". Tiene como apoyo una obra teatral, "Cita a ciegas" de Mario Diament y el centro de gravedad es un banco donde se sienta el escritor ciego, trasunto de Borges y por el que se detiene un gerente de banco que se enamora de una escultora y su mujer tiene en su consulta de psicologia una neurótica paciente. La idea mantra es que el amor es inevitable y no se puede hacer nada ante ello a pesar de los impedimentos (diferencia de edad, clases sociales, fugacidad, etc.). Se nota y para mal el soporte con un relato muy discursivo y la aglomeración de casualidades poco creíbles. Para colmo las claves casi se descubren a los quince minutos aproximadamente.
Transcurre la cinta en Buenos Aires, del que vemos poco, y el principio nos lleva a Santiago muchos años antes de la acción. Es lo mejor pues representa muy bien esa visión fugaz que marca toda una vida y el final que resuelve esa historia en que Luppi, curiosamente, muy lúcido con sus visitantes no es capaz de reconocer a la mujer que amó. La de Grandinetti, su familia y su pasión está poco lograda y además el director comete la equivocación de meter humor e ironía que no tiene cuajo y además creo que es un error el final al romper la cronología que seguía la acción. Del equipo actoral salvar (el que tuvo retuvo) a Luppi y a Mabel Rivera, Grandinetti está pasable y los demás, especialmente la hija del matrimonio, horrorosos hasta en la dicción. Menos mal que Berrogüeto da algún realce con su banda sonora basada en tangos y jazz. El teatro suele ser muy tramposo y Jorge Algora no ha logrado hacer olvidar el original.
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