Película: La isla mínima.
Director: Alberto Rodríguez.
Intérpretes: Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez, Antonio de la Torre, Nerea Barros, Jesús Castro.
Proyección: Acteón.
Afluencia: 38 personas.
Valoración: 5.
Se habla del proceso de la Transición española, como algo idílico y
focalizado en Madrid y se olvidan del campo donde los cambios son apenas
perceptibles en la gente con sus recelos. Ya se veía la crisis del
campo y a los jóvenes queriendo salir de una situación que les ahogaba,
aunque el proceso ya llevaba sucediendo desde hace muchos años. Se
agradece al director, que ya había firmado su anterior cinta "Siete
vírgenes" en una época distinta a la nuestra, concrtetamente en la EXPO
del 92. Y recrea de manera precisa ese lugar de las marismas del
Guadalquivir con gran realidad y hasta hace daño ver a esos lugareños
tan hoscos que da miedo. Además todo lo envuelve con una fotografía
adecuada y un montaje espectacular (impresionantes las vistas aereas que
hacen sentir a los protagonistas como hormigas ante un mastodonte
dominado por viejos resabios, Dos detectives llevan el peso de la
historia al investigar la desaparición de dos chicas. Como es de esperar
son de distintas generaciones y por tanto con ópticas distintas ante la
vida y la política. En sus pesquisas se encuentran con temas como la
droga, la ley del silencio y, huelgas agrarias y hasta el temor hacia el
poderoso de turno. El director lleva todo con buen pulso sin andar con
giros inverosímiles, que distraigan la acción importante, aunque hay
errores como esos golpes secos a los protagonistas en pleno campo sin
que se den cuenta. No es creíble. Pero se cae en los estereotipos y es
incómodo ver a dos personas que casi hacen la guerra por su cuenta y que
no desprenden química, como dos pájaros en la misma jaula. Los actores
ponen oficio, aunque les he visto realizando mejores papeles (Exagerada
la concha de plata a Javier Gutiérrez en San Sebastián. Me gusta más
como Satur en "Águila Roja"). Se esbozan detalles que podrían dar mucho
más juego reduciendo la trama que realmente tiene dos momentos
espectaculares (La persecución en coche y la resolución del caso). Y la
resolución es lógica, aunque cae en una sensación de que los peces
gordos salen inmunes a todo mal, una solución cómoda. Buenos
secundarios, especialmente, aunque es de esperar que Antonio de la Torre
impresione, y una grata sorpresa la de Nerea Barros, que me era
desconocida, aunque chirrie su belleza en un entorno tan seco. Lo mismo
me pasa con el popular Jesús Castro ("El Niño" y ahora "El príncipe")
que es uno de los guapos del momento pero por ello me descoloca su
presencia en la cinta y con una interpretación y dicción manifiestamente
mejorable. Obra bienintencionada que puede abrir nuevos caminos en
nuestra filmografía pero con una falta de profundidad para que quede en
la retina.
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