Director: John Carroll Lynch.
Intérpretes: Harry Dean Stanton, Ed Begley Jr., Beth Grant, Tom Skerrit, David Lynch.
Proyección: Renoir.
Afluencia: 45 personas.
Valoración: 5
Harry Dean Stanton, fallecido al poco de estrenar esta cinta, es el principio y final de lo que ocurre en la película, centrada en los últimos momentos de su vida pero se le ve activo, perdido en un lugar desierto, como si hiciese referencia a su obra más emblemática "Paris-Texas"Por allí andan sus amigos de siempre (buen reparto de viejas glorias, incluso aparece y para bien David Lynch), gente conocida. Se trastoca este panorama con un mareo y le obliga a recolocarse a sus noventa años. Durante este recorrido vemos una continua reflexión sobre la muerte, la soledad (oportuno aviso de no ser lo mismo estar solo que ser solitario). Curiosa también la relación con los mexicanos y hasta se atreve a cantar el "Volver, volver" de Vicente Fernández, con nota, como un canto del cisne. No es posible discernir así como así si es un actor interpretando un personaje al que palpa la piel o un personaje llegado a su final de etapa interpretado por uno de los héroes de "Alien". Hay elementos autobiográficos como su participación en la guerra de Corea, su ateismo, su gusto por fumar... Curiosamente a los mandos de este viaje se halla un debutante, curtido como actor, destacando como marido de Frances McDormand en "Fargo". Un contraste a ratos profundo (el rechazo a las asistentas), divertido (esa tortuga centenaria...) pero falta vivacidad y que el personaje atraiga en vez del actor, el no caer en una obra hablada por muy bien ambientada que esté gracias a la fotografía. Un testamento vital poco cinematográfico aunque con reflexiones para no echar en saco roto.
Publicar un comentario