El fenómeno de Madres

 Las plataformas digitales han conseguido ser un buen termómetro para el estreno de series captando un público nuevo más joven y con más conectividad que el habitual de la televisión. De esta forma algunas series han sido estrenadas en plataformas y luego han dado el salto a la pequeña pantalla encontrándose con sus dos públicos potenciales de una forma rara pero bonita. Uno de los principales handicaps de las series de televisión tradicionales están plegarse a horarios para verlas, reservar ese día y esa hora para el visionado ha dejado de ser una opción válida por los horarios prime time de entre semana que ayudados por los anuncios hacen que puedas acabar de ver un serie a las 2 de la mañana. Eso unido a que los estándares de duración de las series españolas se colocan muy por encima de la media mundial con 70-80 minutos de duración en series dramáticas, muy por encima de los 50 establecidos por las televisiones americanas. Por eso es normal que podamos encontrar referencias sobre las series que se estrenarán gracias a estas plataformas y formas legales de disfrutar de ellas de una forma diferente a la televisión tradicional cosa que ha permitido ver a su público potencial antes series como Madres: amor y vida convirtiéndolas en un éxito antes de haber salido.

Es el caso que nos ocupa con Madres que se estrenó en pleno confinamiento en Amazon Prime Video y que consiguió unas audiencias que auguran que ahora en televisión siga su éxito con unas claves muy básicas y resulto más. Madres habla de la vida dentro de un hospital de la mano de varias personas que viven allí.  Ada una diferente pero con algo en común, todas ellas son madres. Sólo aparece una figura real de “padre presente” lo cual hace que sea un pelícano estereotipado pero también una forma efectista de retratar a las mujeres que renuncian por el cuidado de sus hijos  a sus trabajos y a sus vidas. Desde las madres de casa estereotipadas a profesionales, gente con dinero y sin él porque la enfermedad no entiende de clases sociales. Las historias no son para tirar cohetes: niña con anorexia, niño en coma por accidente, cáncer... pero con el matiz de que todos ellos son casi adolescentes lo que permite explorar las relaciones difíciles con su familia pero también con el mundo. Sólo uno de ellos, un pequeño con autismo se desmarca de la te decía y permite profundizar un poco más en las relaciones con sus familiares cosa que se desaprovecha con un padre trapichero en busca de la única historia de amor de la serie y  usando a su abuela como nexo de unión de todas las familias que pasan por las salas de espera y las frías habitaciones del hospital.

Mucho drama aderezando pequeñas tramas hospitalarias donde lo que más se pueden destacar son las interpretaciones de actrices de la talla de Belén Rueda, Mónica Cruz (haciendo de madre de una niña que roza la mayoría de edad que puede hacer os sentir muy viejos) , Rosario Pardo o Carmen Ruiz  . Para dar de comer a parte son los adolescentes interpretados por Vicky Luego, Carla Diaz y Joel Bosqued que, en el 80% de las veces son abofeteables como actores y como personas, aunque en este segundo caso es problema de guión.

Duelos actorales, licencias dramáticas, argumentos imposibles y algún personaje irritante que dista mucho de ser una imagen real de la vida en un hospital pero que a efectos dramáticos funciona. Tiene episodios francamente anodinos y no conectas con algunas de las tramas pero en otras ocasiones el chip cambia y consiguen emocionar. Serie irregular pero efectista, con los ingredientes justos de llanto y empatía, de superación y pérdida, de realismo y fantasía para que, al menos, conserve el interés pero ni de lejos un serie que se convierta en un clásico.

Veremos si la audiencia de la tele tradicional responde bien porque las cifras on line no han sido nada malas. 

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