4 MESES, 3 SEMANAS Y 2 DÍAS

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Hay muchas películas que están tratando últimamente con mayor o menor acierto el tema de embarazos no deseados, desde la comedia hasta el drama. Empezando por Un Lío Embarazoso, continuó con Juno y ahora la otra vuelta de tuerca viene de parte menos Hollywoodiense con esta cinta de origen rumano donde una joven decide abortar en la Europa del Este de los ochenta.


La decisión no se pone en duda, como en sus antecesoras en las pantallas, sino que simplemente muestra la realidad tal cual es con un estilo muy dogma (planos fijos de varios minutos en los que incluso los personajes permanecen simplemente en silencio).


Es una película cruda, sin delicadezas ni adornos y por ello en cierta forma atrayente. Son dos las protagonistas, de hecho es anecdótico que el protagonismo cae directamente sobre a amiga de la chica embarazada, Anamaria Marinca, que es la que entra en contacto por primera vez con el “abortista ilegal” y sufre indirectamente las consecuencias de los actos de su amiga a la vez que descubre poco a poco como su vida se parece extrañamente a la de su desdichada compañera de cuarto cuando decide hablar con su novio en una cena familiar. La “normalidad” que se traduce al inicio de la película y al final (incluyendo incluso la cena) consigue crear una tranquilidad en medio de las situaciones tan incómodas y extremas además de mostrar un relato sobre el estado de un país donde las propinas se dan en tabaco y conseguir una habitación de hotel requiere un gran esfuerzo sobre todo para los extranjeros residentes en la zona.


Cine de educación social y de contenido como hace mucho que no veía en las pantallas. El tema es lo que más te atrae de la película porque el estilo narrativo cámara al hombro, sin montajes o música colabora en este caso haciendo que el espectador viva cada acto como lo hacen sus protagonistas y simpatice en cada paso. Aunque sería delicioso encontrar un producto que no tomara partido es imposible hacerlo dado que tienes que asumir que las decisiones están tomadas, en realidad no es tanto lo que significa o no abortar como narrar las condiciones en las que se hacía por aquel entonces e incluso se siguen realizando en la actualidad en algunos países.



PROS: La cámara es un mero espectador.


CONTRAS: No soy una gran fan del Dogma y de las películas que optan por un discurso sin montaje, efectos sonoros o cosas tan básicas como un trípode… Así que suelen resultarme un poco largas, acostumbrada a los montajes trepidantes que están tan de moda.


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