EL FRASCO

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El Frasco no es una película pequeña, es una historia mínima, recogida y minúscula, pero no por eso menos interesante y atractiva.

Con una premisa simple y poco rebuscada narra las aventuras de un callado conductor de autobús y una profesora misteriosa. Ella le entrega un paquete para hacerlo analizar y este accidentalmente lo rompe decidiendo solucionar de una forma algo ridícula su torpeza enredando aún más la situación. A pesar de que pueda parecer una comedia en toda regla como el resto de sus compatriotas argentinas El Frasco se torna en un drama humano de dimensiones emocionales inmensas encontrando precisamente allí su gran virtud.

Dario Grandinetti es Pérez, el tímido conductor que se aferra a sus rutinas y conserva ese punto inocente de amor adolescente por Romina, una profesora que vive con sus propios secretos. Entre ellos surgirá una velada amistad que se consensuará gracias al equívoco.

Los acostumbrados a la verborrea fácil del cine argentino se encontrarán en esta ocasión con una profunda decepción ya que las dilapidarias frases se sustituyen por un logrado uso de los silencios que cercan aún más a ese aspecto íntimo de la producción.

El Frasco es una cinta muy recomendable para aquellos que disfruten de los pequeños placeres de la vida y de las pequeñas historias de amor cotidianas y realistas.


PROS:
La simpática recreación de los personajes por sus dos grandes actores principales.

CONTRAS: A veces si minimalismo abruma.

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