SEÑALES DEL FUTURO

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Cuado parecía que estaba ya todo inventado llega Nicolas Cage y nos hace esto… Una cinta de tintes apocalípticos y sobrenaturales. Y encima no es mala.
John Koestler es un astrofísico de esos que dan clases y parecen majos. Tiene un pequeño retoño adorable con problemas de audición que le adora por eso cuando finalmente aparece en la fiesta del cole está emocionado. La apertura de la cápsula del tiempo consigue que la “causalidad” haga llegar al crío un extraño mensaje de números sin sentido. Pero John, que es muy listo, averigua el sentido del macabro mensaje.

Alex Proyas recupera un poco el pulso narrativo que acabó perdiendo en Yo Robot pero que no alcanza la intensidad de otras cintas como Dark City o El Cuervo. Se adivinan algunos retales de secretismo y el tono negro de aquellas cintas con prota de los que suben el caché. De este modo el cocktail taquillero está asegurado y a pesar de los palos de la crítica especializada acostumbrados a dar mazazos a este tipo de cintas de entretenimiento sobrevive con una taquilla muy decente porque se puede colocar en la antología de películas catastróficas más dignas de la temporada.

Si bien la estructura narrativa permite relajarse en la butaca y disfrutar de los vericuetos de la investigación y el consiguiente desarrollo de los hechos quizás el único punto débil achacable a Proyas es el final algo manido y cogido por los pelos que puede quitar dinamismo a esta farsa de cine de efectos especiales. A pesar de eso se merece una calificación de notable.

Y bueno, ¡Qué les voy a decir de mi Nicolas! No puedo remediarlo, es ver aparecer el peluquín en pantalla y se me ponen los pelos como escarpias de la emoción. Y ante la moda de darle palos por aquello de ser un actor con menos registros que un kiwi pocho yo me levanto y grito al mundo: ¡We love you Nicolas! Da lo mismo que siempre mire con cara chunga a la cámara o que le dé lo mismo llorar que emocionarse. Me importa absolutamente un bledo su dicción descentrada cuando habla con el labio torcido (¿alguien le dijo que esto era interesante?) y por supuesto me da lo mismo que le achaquen el éxito a su familia de cine. A mí este tipo me gusta y punto. Y aquí me parece la mar de razonable que siga arrastrando esa cara anodina desde el inicio hasta el final de la película sin inmutarse. De hecho cualquier sobreactuación hubiera conseguido hacer totalmente irrisoria la cinta. Así que me ratifico, Nicolas, eres un Dios.


PROS: Pasar casi dos horas entretenidos sin pensar ni una pizca.

CONTRAS: Un final algo flojito teniendo en cuenta la de cosas que se les podían haber ocurrido para finiquitarlo.

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