ROBIN HOOD

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Robin Hood es Gladiator en mayas que usa arcos en la Edad Media. ¿Les vale? Es básicamente lo que hay en la nueva producción de Ridley Scott. Ni más ni menos. Con sus cosas buenas y su cosas malas.

Sus cosas buenas son la espectacularidad que Scott acaba dando a todas sus megalomaniazas producciones. Además esta vez respaldado por una historia archiconocida con algún cambio sustancial para no hacerse muy tediosa (e incluso justificar la edad de alguno de sus protagonistas). Y es que el arquero de Nottinham es ya un icono clásico animado por Disney y retomado hasta la saciedad por multitud de actores antes que Crowe, recordemos a Errol Flynn, Sean Connery o Kevin Costner y si para todos ellos ha funcionado para el australiano no debería ser muy diferente.

Sus cosas malas son, quizás, más evidentes: una producción altamente farragosa con una duración extensa y diálogos tremendamente redichos, copias de planos de todas las películas de Scott (masacrando sobre todo Gladiador), y un ritmo poco constante a golpe de pelea y frases aparentemente jocosas. Sus personajes secundarios son algo blanditos a pesar de que Mark Strong se defiende bien y siempre ha tenido mucho más tino para sus personajes de malvado. Las peleas y escenas de guerra nublan el argumento ligeramente novedoso. La química de sus protagonistas es bastante tibia. Y para terminar que a pesar de los cambios la cosa se vuelve altamente predecible.

En este caso Robin Hood es un arquero del ejercito que lucha a las ordenes de Ricardo Corazón de León, un rey algo alterado y obsesionado con las campañas bélicas, las cruzadas y el saqueo en su regreso a Inglaterra. En su ausencia las deudas del país y la pobreza han diezmado a súbditos y nobles de forma desproporcionada y su retorno puede ser triunfal si soluciona los problemas económicos y un desastre. En Londres su hermano ansioso por heredar el trono tiene sus propios planes y sus aliados para llevarlos a cabo. En esta encrucijada histórica sólo los más valientes pueden llegar a sacar partido y hasta los más ilustres guerreros pueden verse condenados a ser forajidos, pero a pesar de tan bucólica profecía iniciativa de la introducción del film estas correrías de pillaje en el bosque no son el objetivo principal de Ridley Scott que prefiere dejarse seducir por los vericuetos más beligerantes y pendencieros de las aventuras de Robin en un alarde Shakesperiano de usurpaciones de personalidad y recompensas negadas a los más justos.

Maximus, digo Robin, encabeza una serie de peripecias que no pasan de entretenidas y que resuelven con cierta solvencia palomitera en una producción amena pero no brillante con digestión facilita y un resultado final notable.


PROS:
¿He dicho ya que Russell Crowe se ha hinchado a hacer abdominales y por fin consigue enseñar torno como antaño? ¡Ay Oma’ que rico…

CONTRAS: Se deja nublar por la recreación histórica (muy buena) y consigue convertirse en un Gladiador medieval resultando extrañamente predecible y conscientemente autohomenajeada.

1 comentario :

  1. Uhm... Luy y yo acabamos de vnir de verla en cine, y la verdad es que a mí me ha gustado mucho.
    Lo de Mark Strong te lo tolero, no hubo personaje mejor interpretado en Sturdust que su Septimus.
    Lo de Russel enseñando torso, sin embargo, no lo comparto... está fofillo Ana... El amor te nubla la vista... :P

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