Director: Xavier Villaverde
Intérpretes: Astrid Bergès- Frisbey, Llorenç González, Álvaro Cervantes, Sonia Méndez, lluisa Castell
Proyección: Verdi
Afluencia: 13 personas
Valoración: 3
Y del sexo de los ángeles no se dice ni una palabra. En realidad se ofrece una de las ideas señeras: el hecho de tener una relación a tre sin que los celos y la sociedad dicten su ley. Pero aquí se da otra voltereta pues hay relaciones sexuales entre una mujer y dos hombres. La primera parte es una pareja que se quiere pero con caracteres opuestos. Aparece el tercero en discordia, un ser asilvestrado ("No soy hetero u homosexual, soy ser sexual") que provoca una revolución en el duo. Primero los dos hombres se enamoran, ella acepta la situación y, posteriormente, para dar el contrapunto se une al tercero, y al final todo encantador a ritmo de breakdance. Transcurre en Barcelona y alrededores y para justificar el desembarco gallego el personaje de Cervantes no habla catalán y se produce una mezcla chirriante de catalán-español.
Esta película así contada puede suponer algo revolucionario pero se queda en la epidermis y más parece una travesura que algo serio. Y es una lástima pues Xavier Villaverde empezó en esto del cine con la potente "Finisterre" y luego ha hecho dos films más con menos fuerza. Pero ésta tiene fallos en el guión, en que presenta a una juventud alicorta, con unos secundarios espantosos (indescriptibles los compañeros de ella en el trabajo), unos personajes principales acartonados y estereotipados. Sin embargo es reconocible el talento del director (proviene de la publicidad y ha firmado los anuncios de Fanta, Banco Hispano, Banco Pastor, Galicia Calidade y Xunta de Galicia) en el montaje, en la fotografía (ganadora de la biznaga de plata en Málaga, al igual que Cervantes como secundario) y en la selección musical. Los actores, que provienen de la televisión (ella participó en Piratas del Caribe, en su cuarta entrega) se les ve cómodos y con desinhibición en sus desnudos. Pero lo que pudo ser algo realmente innovador se queda en algo rancio.
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