Verano 1993


Película: Verano 1993.
Directora: Carla Simón.
Intérpretes: Laia Artigas, Bruna Cusi, David Verdaguer, Paula Robles, Paula Blanco.
Proyección: Renoir.
Afluencia: 79 personas.
Valoración: 8.




Con tanto personal vendo esta película de actores desconocidos, debutantes en algunos casos y un ¡QUÉ BUENA ES! ya hacen una crítica y además dejando por los suelos esas absurdas peleas de catalanes y españoles como debe ser sin darse la espalda y acudir a las salas por la calidad y no por filias o fobias. Y mucho de lo escrito y dicho, en mi opinión no desmerece para nada pues se puede ver en pantalla a una niña sufriente, desconcertada ante su nueva vida tras la muerte de su madre en una ciudad y la convivencia con unos tíos, ya padres adoptivos y una prima más pequeña. Todo el peso lo lleva con talento Laia Artigas, a la que ya se compara con Ana Torrent pero lo esencial es que la directora la lleva por caminos identificables y una expresión es suficiente para ver la dificultad de la integración y la vemos evolucionar junto a su prima pequeña y la debutante directora acierta plenamente al poner la cámara en ellas, dejando casi a un lado a los mayores, los cuales suelen estar al fondo del plano y nos enteramos de sus conversaciones como si ocupásemos el lugar de las pequeñas. Todo un acierto para centrarnos en un drama intimista, a ratos terrible pues la protagonista tiene reacciones fáciles de reconocer y acorde con su edad. No hacen falta las tramas de los mayores para asombrarnos, enfadarnos, tener conmiseración y hasta reírnos con las jugarretas de esta criatura. Además no hace alardes técnicos, no se echa de menos la banda sonora, la ambientación (nos situamos en la época gracias a la emisión en televisión de "D'Artacán"). Podía también hablar de la desmembración de los  Balcanes y de la antigua Unión Soviética, época de cambios también pero muchas veces basta una pincelada para situarnos en una historia que es posible vivir en cualquier momento. Carla Simón pone en pantalla su propia vida en ese año y se nota pero sin regodearse en la nostalgia pues lo mostrado para nada es deseable vivirlo, por mucha comprensión (la actitud de los mayores, lo más flojo del film por su cercanía a un buenismo no propio todavía de ese año). El final muestra una escena maravillosa centrada en lo sucedido a la madre fallecida y dicho con gran sensibilidad y poniéndose en lugar de la infante. Película muy recomendable donde los niños son vistos como tales sin el filtro de los adultos y con un gran realismo.

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