Director: Pedro Almodóvar.
Intérpretes: Antonio Banderas, Asier Etxendía, Penélope Cruz, Leonardo Sbaraglia, Julieta Serrano.
Proyección: Golem.
Afluencia: 24 personas.
Valoración: 7.
¿Dónde estaba Almodóvar?. Sería la pregunta a planearse tras sus últimos descalabros, si bien ha intentado varias opciones como la comedia de "Los amantes pasajeros" o la sobriedad de "Julieta" pero la verdad que parecía amortizado su trabajo. Con esta cinta se hace una pregunta parecida en presente, en un momento crítico en su existencia, cercana a la setentena y con numerosos achaques, descritos de manera genial . A su trasunto, un acertado Banderas, vuelto al redil e imitando a ratos a su director fetiche, le pasa lo mismo y por ello recuerda a la dupla Fellini Mastroianni en "Ocho y medio". Trata de buscar respuestas en el presente con su actor más emblemático de su universo y un antiguo amante amante (Lo de Sbaraglia en "Relatos salvajes" no fue un sueño, aunque sepa a poco su intervención) y en su niñez y en esa vuelta tardía a los ochenta con la heroína, ahora fuera de tiempo. En esa infancia está lo mejor de lejos pues te hace oler, vivir en esa Paterna, hasta ahora poco vista y donde se hallan las claves de su evolución posterior en la vida con una historia sumamente original y creíble con el albañil (grandes Asier Flores y César Vicente, en su primera película).
Brillante el recuerdo de su madre en sus últimos años y los reproches lanzados por una soberbia Julieta Serrano. En la actualidad hay diálogos muy bien escritos una faceta donde este manchego no ha perdido pulso, direcciones artísticas de primer nivel como la casa de Salvador Mallo, escenas hilarantes como la del reestreno de su cinta icónica, la conversación telefónica. Hay momentos absurdos como los de Lavapiés y la asistenta suramericana y le sobra en la actualidad ese tufillo cerebral, que enfría lo visto y al final uno acaba pensando ¿Hacia dónde va Almodóvar?-
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