DECEMBER BOYS

*****

Es posible que en muchos estados de América se escandalicen por lo que estoy a punto de decir pero es que no puedo remediarlo porque a mí Daniel Radcliffe me pone mucho. Soy consciente que nos separa una barrera generacional pero su recién adquirida mayoría de edad me da aún esperanzas pero es que fue verle en Equus y desde entonces no puedo quitármelo de la cabeza. Este “dotado” actor intenta desesperadamente huir de ese papel de niño mago con esta producción independiente australiana (eso sí de la misma Warner) donde un grupo de huerfanitos es mandado de vacaciones a la playa durante las fiestas de navidad. Mientras los más pequeños fantasean con la idea de ser adoptados el mayor tendrá pensamientos más cabales y carnales. Vamos, la típica película aburrida de descubrimiento de la adolescencia edulcorada con la tediosa insistencia de la vida del huérfano desgraciado.

December Boys tiene ese tufillo a película televisiva mezclado con el llamado síndrome “Mi chica”, es decir, en cuanto ves a un crío corriendo en pantalones cortos tienes la sensación de que alguien tiene que morirse de un momento a otro y no puedes dejar de hacer cábalas sobre quien será el fiambre. No voy a decir si al final se consuma esta maldición porque no tengo espíritu Spoileador. De hecho la mayoría de la película tienes una sensación de rancio Deja Vú que aderezado con su tremenda lentitud y excesiva duración la pueden hacer en ocasiones bastante infumable. Pero para contrarrestar voy a dar los datos tórridos relativos a la película para aquellas féminas que tengan la misma obsesión asaltacunas que yo.


Debo decir que si consiguen separar sus ojos de los pelos de sus piernas (nenes, si hace de niño adoptable con casi dieciocho años al menos afeitarle un poco coñe, que tiene más pelo que el dichoso oso Yogui), luego el paso lógico es fijarse en su trasero altamente remarcado gracias a la moda de los bañadores de lycra ajustados y a los pantalones setenteros. A pesar de estas deliciosas maldades mi gran problema era que cada vez que salía en escena no podía remediar fijarme en que el muchacho iba continuamente empitonado, es decir, tenía los pezones más duros que una estrella femenina del porno. ¡Qué noches en blanco me esperan pensando en esa camisa roja adornada por esos pechos! ¿no he dicho ya que estoy algo enferma?


Pues a pesar del entusiasmo que me despierta el Señor Radcliffe debo decir que le ha pasado lo mismo que a Elijah Wood¡se le ha quedado cara de Harry Potter para siempre! (el pobre Elijah lo tiene aún peor porque se le ha quedado cara de Hobbit que es bastante menos atractivo y mucho más bajito para las fantasías erótico festivas que el tipo de la varita) por eso cuando ves al crío menor de December Boys lo único en lo que se puede pensar es en abofetearlo para que le devuelva a Harry sus gafas.


Resumiendo, prescindible 100%



PROS: Es un lugar común para cualquier fan de la saga de los jóvenes magos, amantes de películas ñoñas de huérfanos y los que ven cada año Cuenta Conmigo.


CONTRAS: Lenta y sin mucho que decir acaba siendo algo aburrida.




2 comentarios :

  1. Daniel Radcliffe nunca podrá escapar del chiste de la varita ;-)

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. La tengo en la recámara (soy fan de potter, a ver que te vas a creer), desde que leí que Warner había suspendido su estreno en cine y no sabía que coño hacer con ella, si sacarla en DVD, aplazar su estreno, o vaya usté a saber...

    Luego me enteré por esos mundos de Dios que circulaba una copia de la misma en Divx y dije !!PA LA SACA!! (paca).

    ResponderEliminar

Copyright © El lado oscuro del celuloide. Designed by OddThemes