30 DÍAS DE OSCURIDAD

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La verdad es que la idea era ligeramente interesante. Si ya vimos a criaturas nocturnas aterrorizar a Riddick por acabar aterrizando en el planeta equivocado, es decir, en uno de esos que cuando se dan la vuelta se quedan a oscuras del todo y salen los bichitos antropófagos a comer, sólo era cuestión de tiempo que alguien se diera cuenta de que nuestros países nórdicos también pueden ser geniales para estas situaciones de invasiones de monstruos varios, en este caso chupópteros de la peor clase, de esos que cuando te muerden o te arrancan medio cuello o te conviertes en uno de ellos con unos dientes que piden a gritos ir al dentista.


La lastima es que una película tan educativa (yo al menos he aprendido que para cortar la cabeza a alguien es necesario darle tres hachazos en el cuello) se quede en una sucesión irrefrenable de tópicos absurdos. No conozco el comic en el que se basa la cinta, no lo he leído y no se si resulta tan incoherente como la propia película pero si se atreven a planificar un final tan cursi y a la par tan inverosímil tampoco está entre mis prioridades absolutas. Por no mencionar que para cuestiones narrativas el vampiro puede atacar en un nanosegundo o avanzar a cámara lenta por la calle (sólo se dará este caso si el tipo al que quiere atacar es el prota y lleva el hacha preparada).


No sólo flaquea el poco creíble final si no el resto de las piezas del puzzle empezando por Josh Harnett, ex ídolo de jovencitas y actor rancio donde los haya, que posiblemente haya decidido quitar el título de peor actor de la historia a Ben Affleck imitando todos sus malos movimientos; el resto del reparto y en algunos casos los diálogos más propios de una comedia que de una película de terror pseudo gore como la que nos ocupa.


Desde luego no aconsejable para nada.



PROS: Los vampiros con personalidad, chungos y ocultistas desaprovechados absolutamente.


CONTRAS: Josh Harnett.


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