21 BLACKJACK

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Dicen que Kenvin Spacey está un poco harto de hacer cine. Ahora sólo acepta proyectos que le resultan interesantes retos. Es un efecto secundario de creerse europeo, vivir en Londres y dirigir el Old Vic (teatro de racio abolengo en tierras inglesas) donde además suele reservarse siempre algún papel principal y si le apuran también las direcciones. Pero si contrastamos estas opiniones con los proyectos que elige para el cine nos daos cuenta de que o ha perdido totalmente el juicio a la hora de saber diferenciar entre el buen cine y el malo (Superman, 2 Blackjack y ahora la segunda parte del superhéroe con calzoncillos por fuera de la malla) o podríamos decir que sigue moviéndose por otra gran y digna afición mucho más mundana como son los billetes de color verde que le llueven desde USA.


Algo si se le puede reconocer a Kevin y es que ha dado un paso más y ahora su nombre no sólo adorna los carteles si no que aparece muy juntito al de productores de los grandes estudios porque si de esa forma rentabiliza aún más su incursión americana le deja más calma para dedicarse a su teatro entre film y film.


21 Black Jack es un éxito en estados Unidos y lo será en España por razones obvias. Se trata de un producto de consumo rápido con una buena factura. ¿recordará alguien el título de esta cinta en unos cuantos años? No. Bueno, no a no ser que pase lo que parece inevitable: que Jim Sturgess se convierta en la nueva estrella británica del momento desbancando a Jude Law que está de capa caída o a Joseph Fiennes que no atina desde hace algún tiempo. Las masas sedientas de carne nueva tienen en el punto de mira a este ingresito con talento interpretativo y musical y que tras muchos proyectos de secundario consiguió convertirse en Jude en Across The Universe y poco después se coló discretamente como hermano de las más tórridas Bolena. Jim Sturgess ha venido para quedarse si me lo preguntan. Con esa mezcla naïf, europea y sofisticada puede dar mucho que hablar en los próximos años.


Ben Campbel es un joven brillante que pretende conseguir una beca que le permita cursar estudios superiores en la universidad de medicina de Harvard. En la primera entrevista se lo dejan muy claro. Debe impresionarles para conseguir ese dinero. La cosa no parece sencilla para un muchacho con escasa vida social y cuyo mayor esfuerzo se ve focalizado en conseguir ganar un proyecto de ciencias con sus amiguetes. Pero entonces un profesor le descubre. Con el potencial que tiene para los números puede formar parte de un “proyecto extraescolar” que consiste en ir de excursión a Las Vegas y ganar tanto dinero que no deberá preocuparse por esa beca ni por el dinero en bastante tiempo. Es tentador, atrayente y no puede resistirse.


Toda película donde la gente juega a las cartas y encima hace trampas es entretenida. Si, predecible, pero entretenida. No busquemos el colmo de la sofisticación, ya hemos visto partidas de póquer memorables y auténticos alegatos a favor del juego en Las Vegas. Hemos visto lo mejor y lo peor y si queremos profundizar aún más con media docena de episodios de la serie con el mismo nombre nos podemos hacer a al idea de los tramposos que pululan por los casinos queriendo saltar la banca. Pero afortunadamente no estamos ante una película sólo sobre juego. Es algo un pelín más sutil.


Reconocimiento, poder, ambición, fracaso y venganza en las dosis justas para convertir el libro “Bringing Down The house” en una película para todos los públicos vagamente inspirada en hechos reales.



PROS: Jim Sturgess y no seguir la senda de la aburridísima Lucky You!.


CONTRAS: Plana, lineal y predecible.

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