Salas infantiles. ¿Sí o no?

Creo firmemente que el cine es una acto social. No es lo mismo ver una película en tu casa que el ritual de asistir a una sala, los trailers, las palomitas, las miradas durante la proyección... y eso sí no contamos los festivales, los Trash entre amigos y diversas vertientes que le dan todavía un toque más participativo. Ir al cine siempre ha sido especial y lo he intentado trasmitir así a mi vástago.

Llevo ocultando la existencia de la sala infantil a mi hijo desde hace años. Va al cine desde que tenía un año, al cine convencional, se entiende, porque con meses el cine de verano lo tenía rastrillado del todo. Desde la primera proyección aprendió a estar quieto, callado y atento, a disfrutar de la película antes, durante y después. Pero desde hace un tiempo en los trailers de nuestra sala habitual han puesto anuncios de las Salas Junior, una sala especial que tiene zona de juegos para niños de hasta 3 años y un tobogán gigante para los mayores (entre 90 centímetros y el metro veinte). Además puedes elegir entre tumbonas, cojines, puffs... al final es una experiencia diferente que no quería probar.



No es que tenga nada en contra de los parques de bolas pero estoy bastante segura de que ese factor afecta a la experiencia y concentración del cine en niños pequeños. No nos engañemos, si entras a jugar y te hacen sentarte en pleno hype lo tienes complicado. Es más, si sabes que en medio de la película te van a parar para poder seguir jugando como la película no te guste mucho puede ser como un viaje ochentero a Torrevieja, con niños preguntando continuamente cuando vamos a llegar, o lo que es lo mismo, cuando van a cortar para salir pitando o, incluso peor,  que desde el inicio no han entrado en la historia porque están a otra cosa. No les culpo, yo con cinco años haría lo mismo.

Reconozco que no me gusta el concepto, el cine mola tal cual, no es necesario innovar en según qué sentido. No os penséis que es niñofobia porque a esas salas vas con niños siempre, de hecho las normas especifican que sin un menor de 13 años no puedes ni entrar, es la esencia de convertir el cine en otra cosa. Es más, existe otra sala para adultos en la que la experiencia incluye una tumbona y pedir comida a la carta. No acabo de entender como puedes comer te una pizza tranquilo y ver la película al mismo tiempo. Es más, el aromita de según qué comidas puede ser una experiencia 4D que añadir a la proyección. ¿Recordáis en vuestra infancia cuando te tocaba al lado al señor del bocata de chorizo y estabas oliendo el tufillo toda la película? Pues igual pero en plan Gourmet.

Poniéndome en la piel de un niño, es más, contrastando con ellos la idea de la Sala Junior mola pero tampoco es para tanto. Con la sala llena a duras penas puedes tirarte una vez por el tobogán así que en el descanso estás 15 minutos en una cola infernal.  Entre la parte de juego del inicio y la del entreacto además conviertes la película en dos horas que es complicado para muchos pequeños.

Iremos ocasionalmente a esta sala, porque los críos son críos y eso les gusta y los sacrificados padres que apostamos por los minicinefilos tenemos que alimentar sus ganas también pero poco. Una vez probada, sopesando pros y contras y sumando el precio de la sala seguiremos felices y contentos con los días del espectador, decidiendo si queremos pedir palomitas o comprar alguna chuche y haciendo coloquio post película delante de un helado a la salida.

¿Habéis probado estas salas? ¿Las conocías? ¿Qué opinas de ellas?

2 comentarios :

  1. Pues las había oído pero en Murcia aun no hay (por suerte) no veo lo de pegar brincos y prestar atención a una peli. Además como dices, si hay mucha gente en la sala, serán 15 minutos de cola y se cabrearan.
    Gracias x la info y por tu opinión:)

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    1. Si algún día llegan por allí espero que me des la tuya... Un beso enorme

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