No os voy a engañar, tengo sentimientos encontrados con esa producción americana que tiene lo mejor y lo peor del cine independiente con moralina de superación. Empujada por el premio al público que obtuvo en Sundance en 2019 la curiosidad me llevó a ver esta ¿comedia? con estereotipos, historias reales de superación pero con un fondo que me deja algo inquieta.
Os pongo en antecedentes, Brittany es la típica treinteañera con una vida que dista mucho de ser ejemplar, trabajos basura, comida más basura aún y una vida persnal y familiar algo dispersa. Vive con una amiga influencer que bien merece comerse su smartphone y consume con delirio el gran sueño americano. Vive de noche, le gusta la juerga y quema cada minuto del día rellenando sus carencias gracias a los pequeños placeres del frigorífico. En una revisión el medico le informa "sutilmente" de que tiene sobrepeso y la tensión alta y le da un ultimátum para mejorar su estilo de vida o su salud puede jugarle una mala pasada. En ese momento se da cuenta de que hay muchas cosas físicas que tiene que cambiar y lo descubre gracias a unos amigos de "running" muy especiales, un padre que intenta demostrar de lo que es capaz y una vecina antipática que resulta tener sus propios problemas lejos de la vida idílica que habían imaginado. De esta forma Brittany sale a dar su primera vuelta a la manzana y acaba empeñada en que puede correr la maratón de Nueva York enfrentándose a sus kilos pero también a su estilo de vida, al camino que ha elegido y a todas esas cosas que les gusta meter a los americanos para dar un toquecito de superioridad moral. El aliciente es que está sutilmente basada en la historia real de la compañera de piso del director que empezó el camino de Brittany y sufrió los reveses que se cuentan en la cinta.
A priori todo bien, sin novedad en el frente. La actriz principal sobre la que recae "textualmente" el peso de la película es solvente, divertida, irónica pero sorprendentemente empatizable lo cual es necesario si queremos entrar ne el juego de la cinta. Es bonito que realmente el cambio físico venga propulsado por una situación real, un riesgo físico y no se acompañe de derroteros románticos directos en su planteamiento inicial. Es loable que acompañen los detalles de la vida de su protagonista con cuentagotas para que descubramos las cosas poco a poco jugando sabiamente las pocas cartas que tiene en la mano la cinta aunque comos siempre pequen un poco de alargar el metraje.
Sin la presencia de Jillian Bell no hubiera sido lo mismo pero sin las ideas que dejan caer en el guión tampoco. Me gusta como enfocan los malos hábitos alimenticios, como construyen el personaje de fuera hacia dentro enseñando claros y sombras con su escudo de ironía, me ha sorprendido gratamente como enlazan el existencialismo con el sedentarismo y cómo las relaciones románticas cobran un peso de siglo XXI en la historia y de paso saca pecho y critica la vacuidad de las relaciones sociales o el uso de las tecnologías y las redes sociales en una sociedad que está más preocupada de aparentar que de ser. Pero lo hace sin más, sin grandes florituras y pasando de espectador a juez según al confianza vuelve a las manos de la empoderada Brittany. Y eso si es digno de alabanza.
Por otra parte como señora que no levanta el culo del sofá que acaba de descubrir que montar en bici estática duele en el culo os podéis imaginar que el regocijo del descubrimiento del runnnig no ha sido nada revelador. Entiendo que por la trayectoria de la exitosa Brittany real que llegó a correr esa maratón y sacó libros e incluso se convirtió en nutricionista y dio un cambio a su vida total hay gente que puede resultarte la mar de motivador. ¡Ole por ellos!
Cinematográficamente hablando nos encontramos con una producción loable, resultona y entretenida que puede merecer un aprobado alto para la media que estamos viviendo en el cine actual. Sin grandes nombres e el cartel ha causado sensación en Amazon Prime Video por su excelente mezclad e comedia negra y drama y porque los gorditos, que somos unos cuantos, a pesar de no ponernos nuestro chándal y salir en masa a correr al parque, al final, vemos en estas historias de superación un punto de alegría pero ojo, hay cosas que no se pueden pasar por alto, como el circunloquio en torno a la "otra gorda" que vive feliz, sin problemas realizada y con sobrepeso, me pregunto si la justificación merecía la pena para resultar políticamente correcto, creo que no, que si tienes un mensaje puedes ir a por todas y no es necesario agradar a todo el mundo. Que no pasa nada, que podemos comprar la moralina, o no. Que simplemente podemos dejarnos llevar un poco por el drama y no por la comedia y no pasa nada. Que para gordos que corren ya tenemos la estupenda "Corredor de fondo" con Simon Pegg que me rondó toda la cinta porque corre paralela pero a la vez en dirección contraria al tono y el mensaje de esta película. Porque cada historia que cuentas deja otras de lado y no pasa nada. Por eso la omnipresencia de Brittany está justificada y al final su visionado no deja de ser un entretenimiento que no pasará a la historia pero que aporta y suma.
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