Orígenes Secretos (o cómo no dar ni una)

 Ya sabéis que aquí abunda el contenido plural, y si además es friki mejor que mejor. Gracias a las nuevas plataformas muchas películas no pasan por los cines y llegan directamente a las pantallas de la tele pero no por eso tienen menos calidades o peores actores, al contrario, las apuestas del streaming son de todo menos modestas y reclutan lo mejor de cada casa para crear contenido que haga que pagues religiosamente tu mensualidad. Además crean un hipe muy gordo con las promos omnipresentes, entrevistas a sus actores y anuncios donde quiera que mires que te crea esa necesidad de dar al play cada vez que llega ese email que dice que han subido algo que puede que te guste.

Una de sus grandes apuestas de este final de verano fue Orígenes Secretos, una fantasía de asesinos en serie, frikis, cosplayers, y milllones de referencias que parecía unaperlita dirigida a los amantes del cine de género. La factura made in Spain daba un toque bizarro pero atractivo y tener como protagonistas a Javier Rey, Verónica Echegui, Brays Efe, Antonio Resines, Ernesto Alterio, Carlos Areces o Leonardo Sbaraglia alimentaba aún más las ganas de verla. 

Reconozco que no he leído el libro en el que se basa la película pero dado que el director es el señor que lo escribió, David Galán, tengo que confiar en que sabe hacer una adaptación y hacer cuadrar un poco la historia para saltar a la pantalla porque conoce bien los personajes y sabe hasta dónde forzarlo, pero esto no siempre es así. Vamos al lío. El trailer se lanzó en mayo, coincidiendo con el día del orgullo friki cosa que hizo que muchos se indignaran por lo estereotipado y ridículo de su idea. Ahí no me meto. Creo que un buen friki puede ser capaz de reírse de si mismo o de sus aficiones. También creo que alguien que ha escrito un libro con este argumento tiene que ser un friki de cuidado. Por poneros en antecedentes se trata de un asesino en serie que recrea, como si de Seven se tratara, el nacimiento de los super héroes a la vez que mata a gente por la ciudad de Madrid. En el camino se cruza un policía a punto de jubilarse, su hijo friki, una inspectora amante del cosplay y un novato bastante repelente. En medio toda serie de nerds (en el sentido estricto de la palabra) aparecen para dar un toque de comedia costumbrista a la española con ese humor surrealista y casposo que tanto agrada al público y que le acaba de dar el toque rarito que tanto nos gusta. A priori tenía todo lo que me podía interesar en este tipo de películas. No voy a negar que tenía muchas ganas de saber qué hacían con todos estos ingredientes pero el chasco fue monumental

Primero comprobé que las quejas de los frikis al final si estaban fundadas con personajes que daban un poco de vergüenza ajena como el de Verónica que parece un pastiche inservible, como un intento desesperado de introducir personajes femeninos frikis y fuertes pero en realidad es todo lo contrario, un sin propósito estereotipado y absurdo. Luego pasas de amar la idea de que sea una copia de Seven hasta que te explican cada paso y cada decisión de la película al dedillo. El over explaining es tan descarado que a veces abruma. La primera parte de presentación se hace pesada, después despega un poco y luego vuelve a aletargarse confiando en que un par de chistes. Y no me vale. No me vale como friki, no como cinéfila y mucho menos como mujer porque el personaje de Verónica es... desolador. Un intento de inclusión que sabe a rancio, con una historia autoimpuesta de mujer poderosa que se encargan de cargarse de forma rutilante quedándose en la anécdota, quitándole peso y convirtiéndole en el accesorio de la historia de amor (totalmente innecesaria) de la trama.

Algo si le voy a agradecer y es que llega un momento en el que finalmente se le va la cabeza y deja de preocuparse de nada. En el punto en que nadie está al timón es cuando alguna carcajada se escapa. Los secundarios de lujo salvan alguna situación, el papel de Carlos Areces vale su peso en oro y quizás sea lo único que no haga que haya perdido hora y media de mi vida visionando esto. 

No voy a ser cínica y a hablar de su guión porque no es necesario que una comedia gamberra se sostenga, tampoco voy a hablar de la ausencia de él porque es algo que se descubre a los pocos minutos de empezar. Lo que sí le voy a echar en cara es que enseñe sus cartas muy pronto, que el único aliciente de descubrir al asesino sea tan simple que un niño pequeño es capaz de descubrirlo sin despistarse mucho, quizás porque los papeles exagerados y los actores que cobran mucho en papales pequeños cantan demasiado, quizás porque no había donde elegir de la panda de frikis de la pantalla... por lo que sea si un malo no funciona la cosa se hunde. De esa manera ese desenlace (ojo, si no la habéis visto es el momento de dejar de leer) en el que acaba comulgando Seven con El Protegido es bastante sangrante. 

Mi parte friki quiere darle el crédito de las referencias, de los guiños y de la complicidad pero hay tantas cosas que destruyen esos momentos que no puedo llegar a aprobarla. Y me da rabia, eso si lo reconozco. 

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