De un tiempo a esta parte me he aficionado a un subgénero en sí mismo. Se trata de las comedias familiares españolas. Y es que hay que reconocer que hablamos poco de este tipo de películas pero que tienen un público muy claro y creciente. Pero antes de desarrollar este peculiar fenómeno os queremos hablar de El Refugio, la apuesta navideña del cine español para grandes y pequeños.
Salvando las distancias la película comienza al más puro estilo de La Historia interminable con unos pequeños ansiosos por oír el cuento que su abuelo les va contar encerrados en casita. El abuelo en cuestión es Leo Harlem que no se pierde una. La historia tiene un poco de todo, un toque de amor, un poquito de intriga, una pizca de misterio, y además un yeti. Lo normal para pasar las navidades en un hotelito con encanto en medio de las montañas. Para que esto funcione tenemos que montar una intriga principal que se centra en la mala relación de un actor de capa caída y un joven emergente que son engañados para unir lazos por el manager del primero. Para aderezar el manager del segundo es su ex y este va acompañado de su actual pareja. Sumemos una gerente manitas y algo mandona, una hermana hippie, un botones vago y algún niño dando vueltas por el hotel y ya tenemos la mitad de la película servida. Pero ¿para qué para ahí? Atrapemosles en medio de una tormenta sin comida (y algunos sin ropa) y además metamos un misterio por desentrañar y cubrimos todos los palos de la baraja.
¿Tópica? Sí, ¿Estereotipada? También ¿Resultona? Pues claro.
Y es que existen dos o tres películas españolas por cada temporada vacacional, entendiendo navidad, semana santa y verano, que tiene el mismo esquema. Primero meten los actores de moda para los adultos, después edulcoran un poco la trama para los pequeños y en medio del guión reparten un buen número de chistes orientados a unos y otros. Y contra todo pronostico funcionan porque no sólo llenan las salas, además se ríen desde los niños de 6 años a los abuelos. Esa es la magia de las comedias familiares a la española.
No han inventado la pólvora, ni mucho menos. Es lo que mamamos en el cine los que fuimos niños en los 90. Comedias familiares como Aventuras en la gran ciudad, Cariño he encogido a los niños o cualquier cosa que saliera de la factoría Disney que no fuera animación. Cime de palomitas que dejaba encantados a los peques y contentos a los mayores y que con el paso del tiempo hemos mitificado. Sin embargo menospreciamos la comedia española familiar. Empezando con la crítica y siguiendo por los espectadores.
Seamos sinceros, porque estas comedias lo son. Son honestas en su planteamiento, su público y su calidad. Pretenden entretener hora y media y lo consiguen. Punto. Entonces, ¿Por qué desde la crítica seria no somos capaces de replantear los estándares de calidad a la hora de valorarlas? No aplica la coherencia, la viabilidad de argumentos, personajes o guión,... por supuesto las limitaciones técnicas son las que son y el presupuesto se suele ir en los actores... Pero aún así seguimos pidiendo que sean películas loables. Y entonces me pregunto ¿no es loable que la señora de 70 años que tenía detrás mío casi muriera atragantada de la risa? ¿O que los peques se desgañitasen cada vez que pasaba una burrada?
Mira, que lo de buscar tres pies al gato está fenomenal pero El Refugio, y todas sus compañeras de género, dan exactamente lo que prometen y eso a estas alturas de la vida ya es más de lo que espero en una sala de cine. Así que si quieren disfrutar en familia vayan a verla, ya si eso en otra ocasión hablamos de arte y ensayo.
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