Dios Mío ¿Pero Qué Nos Has Hecho?

 Original: Qu’est-ce Qu’on a Tous Fait au Bon Dieu?

Año: 2022
Duración: 98 min. 
País:  Francia 
Dirección: Philippe de Chauveron

Guión: Guy Laurent, Philippe de Chauveron
Fotografía: Christian Abomnes
Música: Matthieu Gonet
Reparto: Christian Clavier (Claude Verneuil), Chantal Lauby (Marie Verneuil), Noom Diawara (Charles Koffi), Frédéric Chau (Chao Ling), Pascal N’Zonzi (André Koffi), Émilie Caen (Ségolène Verneuil), Julia Piaton (Odile Verneuil), Fréderique Bel (Isabelle Verneuil), Élodie Fontan (Laure Verneuil), Ari Abittan (David Benichou), Medí Sadoun (Rachid Benassem)
Género: Comedia / Secuela / Comedia de enredo 

A contracorriente Films convocó un pase de prensa el pasado 12 de Julio para el visionado de la tercera entrega de Dios Mío ¿Pero Qué nos has hecho? (Qu’est-ce Qu’on a Tous Fait au Bon Dieu) que se estrenará el próximo 19 de Agosto. El director Philippe de Chauveron y el actor Christian Clavier estuvieron esa misma tarde para presentar la película.

La primera entrega fue un auténtico éxito de taquilla en toda Europa, alcanzando más de 12 millones de espectadores en Francia y 1,3 millones en nuestro país. La tercera entrega de la saga se estrenó el pasado abril en Francia, colocándose en el TOP 10 de la taquilla mundial con el estreno dentro de un solo territorio. Esta secuela ha seguido los pasos de sus antecesores y se ha convertido en una de las películas del año pasado en Francia.




La tercera entrega de Dios Mío además de contar con todo el elenco de las antecesores películas, principalmente resultaban las interpretaciones jóvenes demasiadas robóticas, se añaden con el tercer título situaciones y nuevas incorporaciones muy interesantes. También hay personajes o situaciones puntuales inolvidables como sus antecesoras como puede ser Arash, el jardinero de la familia que era refugiado Afgano de la anterior entrega. O incluso mucha gente recordará a la mascota familiar, el perro Clovis, mucho más presencial y que fue determinante para poner fin al eterno debate de la circuncisión comiéndose el prepucio del pequeño Benjamin en la primera entrega. La tercera película juega mucho dentro del argumento incorporando a los padres de los yernos con un dinamismo insólito y extrapolando ese humor ácido y corrosivo, característico de la saga, hacia cualquier extremo fuera de todo que reduce limitarse dentro de las acotaciones de comportamientos correctos. Incorporando además una batalla franco-germana con el personaje de Helmut, (Jochen Hägele) un seductor alemán enamorado por Marie y las obras dee su hija pintora que revoluciona hasta el matrimonio Verneuil. Posiblemente si se realizara una nueva entrega entrarían en juego los nietos de la pareja protagonista, ya bastante crecidos desde las últimas películas.




La historia principal celebra el 40 aniversario del matrimonio entre Claude y Marie Verneuil. Para esta ocasión, sus cuatro hijas casadas desde la primera entrega con unos yernos atípicos dentro de su diversidad racial y religiosa, dentro de los diferentes orígenes étnicos y que amplificaba hasta la sexual dentro del lesbianismo de la hija de los Koffi y que lo lleva al máximo en esta entrega pues la pareja de chicas consiguen adoptar a una niña hindú. También mantener una idea de celebración con un viaje en globo tiene su insólita inclusividad. Seguimos recordando a Isabelle,  abogada y está casada con Rachid Ben Assem, musulmán y también abogado. Odile, dentista, está casada con David Benichou, un empresario irregular y judío sefardí que mantienen siempre sus roces desde la primera entrega con Rachid, y en esta última película encontramos una historias secundarias latentes que discurren paralelas a los demás enredos y que siguen en discordia hasta con la invasión de los naranjos del terreno del jardín que delimitan sus casas.



Aunque en la segunda película el matrimonio conocieron durante un viaje maratoniano a los padres de sus yernos. Anteriormente los espectadores solo conocíamos de padres a la familia Koffi mediante el matrimonio de su hija Laure, también abogada y Charles, quien es actor que en esta última entrega se atreve hasta interpretar a un Jesús proveniente de Costa de Marfil. Su padre André tiene una presencia inmensa, la gran interpretación de Pascal destaca en todo momento igual que siempre y consigue mantener un protagonismo muy acentuado desde las anteriores entregas. Mantiene el mismo ritmo en esta última interpretando a su personaje exmilitar del ejército colonial francés, rígido e intolerante, resentido por la colonización blanca de África que va amoldándose a los acontecimientos según surgen esas circunstancias dentro de las dificultades familiares. 



Y aunque la familia Koffi sigue teniendo esa misma presencia en las anteriores películas. Esta última atrapa la novedad de encontrarnos con los padres de Chao, con una nueva historia que consigue animar el aniversario conservador de los Verneuil, desde las equivocaciones presenciales por el parecido facial chino de algunas escenas de la cinta, hasta dar a conocer que realmente la madre de Chao es una fiesta las 24 horas por su adicción al alcohol. Chao recordamos que está casado con Segolène quien es artista plástica, él es un banquero chino y budista y que va a encontrar un protagonismo de recelo junto a Helmut, un seductor alemán enamorado por la obra de su mujer en otra historia paralela al hilo principal. También los padres israelíes mantienen su propia historia paralela con la obsesión de girar con el grupo de rock llamadas las “hienas eléctricas” provocará la histeria entre los espectadores, pero acabará elegantemente con una preciosista composición francesa dentro de los títulos de créditos finales.



Rachid, David y Chao siguen manteniendo ese trío peleón de las dos primeras películas. Pero después del inmenso desgaste interpretativo en la segunda entrega dan un paso hacia atrás cediendo terreno a sus padres, quienes consiguen refrescar todo el hilo principal de la historia. Aunque a veces los acontecimientos familiares de estar conviviendo durante esta estancia bajo el mismo techo toca a todos palos, Charles sigue manteniéndose al margen de las peleas centrándose en su trabajo interpretativo en la obra de teatro con su papel de Jesús Sudafricano. 



 “Dios Mío, Que nos has hecho” es una nueva entrega que consigue mantener el hilo conductor de sus antecesoras con nuevos elementos, personajes, situaciones y enredos que discurren en consonancia paralelamente junto a la trama original de la celebración del aniversario de bodas. Todas a la vez van en armonía de guión como un soplo de viento fresco dentro de las inquietudes humanas y aquellas distancias que se supera por las relaciones humanas y las obras culturales, que rompen cualquier tabú de cuestión sexo, raza y religión. Realizando una obra que realmente respeta con humor toda aquella diversidad alcanzando su máxima libertad de expresión. Contiene un humor francés en ocasiones demasiado irritable que no es de agrado de todos, ironizando desde el propio patriotismo conservador hasta los acontecimientos producidos por las relaciones de sus yernos. Encontramos un humor inusual a producciones propias dentro de nuestras fronteras, independientemente de la calidad interpretativa y realización las extrapolaciones del guión ya de por sí no es muy tolerante a representarse en muchos países. Aquí paralelamente se ha perdido bastante esa repulsa a esa doctrina de lo políticamente correcto, y mucha gente no conectaría con series de mal gusto como The Boys, humor repulsivo como el The Office o películas como Dios Mío. Una repulsa irónica que es superada con creces dentro del propio civismo y dentro de la máxima libertad de expresión de las obras culturales. A veces, piensas cuando se hacen las cosas que primero se prioriza un interés hacia alguna recaudación monetaria y cubrir el estreno, encontramos un humor muy descafeinado para que asista el público estándar en todas las producciones. Se ha perdido mucha esencia de realizar cine como capacidad de expresión, y muchas películas clásicas ya rompían aquellos tabús. Durante su estreno lo máximo que se consigue en esa desvirtuación desde una película de humor exitosa española asemejarse a Dios Mío es que la hija de Santiago Segura interprete a San José.  

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