MICHAEL CLAYTON

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Michael Clayton es un “solucionador de problemas”. Bonito eufemismo para nombrar a aquel que se encarga de solucionar todos los desaguisados que tengan que ver con abogados. Ya le puedes pedir una licencia de armas o que te compre un niño peruano, seguramente es el único que podrá hacerlo.


Michael Clayton es el vehículo para el lucimiento de George Clooney. No está nada mal dado que es uno de los actores con más encanto de las pantallas y lleva a masas al cine ya sea para ver una de acción o para presenciar las escaramuzas dialécticas de cintas como la que nos ocupa. Interpreta a este peculiar personaje que suma su estresante trabajo a una crisis económica y personal de dimensiones preocupantes y justo en el peor momento que se puede imaginar porque sin saberlo cuando acude a ayudar a un amigo se ve metido hasta las cejas en una intriga multinacional para encubrir un delito de intoxicación por metales de la mano de UNorth, una importante compañía cuyo bufete de abogados da más miedo que el mismo demonio.


Un par de muertes, una explosión a tiempo y un discurso bastante predecible completan este trhiller con tintes jurídicos que está en la media de las películas de género pero que no destaca especialmente en ningún aspecto. Un coctail entre Acción Civil y Erin Brokovich en el que realmente no sucede nada durante la mayor parte del tiempo (es un logro mantenerte entretenido casi las dos horas de metraje si lo piensas bien). Un poco decepcionante aunque realmente correcta y ortodoxa (y, precisamente por eso, aburrida).



PROS: Los actores.


CONTRAS: Es una historia mil veces contada que a veces hace aguas.

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