VIAJE A DARJEELING

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No soy una gran fan de Wes Anderson, casi me podría apuntar al grupo de detractores del cineasta Tejano y esgrimir contra él los problemas de su propia idiosincrasia y su humor indie-fantasioso. Pero aún siendo consciente de ello y analizando la película como conocedora de su peculiar director y guionista debo dejar claro que hasta los más asiduos seguidores coincidirán que Viaje a Darjeeling es una de sus peores cintas hasta la fecha.


Tres hermanos bastante trastornados psicológicamente (y uno de ellos incluso físicamente) emprenden un peculiar viaje para el descubrimiento espiritual. En realidad el mayor de ellos les ha tendido una trampa para que se reencuentren con su madre que desapareció recluyéndose en un pueblo perdido de la India haciéndose monja y que no asistió siquiera al entierro de su padre.


El humor absurdo de Anderson no es un humor de gags y bromas si no de llevar las situaciones y los diálogos al límite (a veces incluso sobrepasándolo). De esa forma los actores que ha elegido para dar vida a sus hermanos protagonistas son también un ejemplo de ello. Adrien Brody, Owen Wilson y Jason Schwartzman, a cual más destartalado y físicamente corrupto que el anterior consiguen dar al menos un poco de coherencia enfermiza a todo.


Anderson no renuncia pues a sus actores fetiche y de hecho disfruta incluso se permite el lujo de invitar a pasarse a la fiesta a Bill Murray en unos primeros primeros y prometedores planos que enseguida se desvanecen. En este alarde de regalos realiza también la proyección del corto Hotel Chevalier, que posiblemente sea lo mejor de la cinta, un preludio sobre la historia narrada en la película donde el hermano interpretado por Jason Schwaetzman se reencuentra con su novia (la misma Natalie Portman desnuda a la que pasará el resto de la cinta espiando telefónicamente) en un hotel parisino, un corto muy logrado por lo que sugiere deja ver más que por lo que realmente es, una especie de resumen de la película que posee un montón de caminos por explorar pero que desaprovecha sin piedad acabando siempre en calles sin salida.



PROS: Las maletas, objeto de culto kitsch; el preludio en forma de corto y los planos secuencia del tren que rayan el surrealismo.


CONTRAS: La película se pierde no sabiendo explotar las situaciones absurdas. En muchos momentos tienes la sensación de que por fin va a despegar pero regresa a estado de letargo.




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